Infortunadamente los camellos son una especie importada que requiere de mucha agua y su número en Australia es bastante considerable y a pesar de los incendios, los grupos de camellos están conformados por grandes manadas que se mueven por todo el territorio en busca de agua. Los camellos en Australia no tienen un predador que controle la población de los mismos y por ende, su número aumenta en proporciones descontroladas.

Los camellos fueron introducidos en Australia en los años 1840 por los colonos británicos para explorar o transportar mercancías y bienes antes de la construcción del ferrocarril. Cerca de 20.000 camellos fueron importados desde India en aproximadamente 60 años. Una vez puestos en libertad en el interior del país (el Outback), donde no existen depredadores naturales, los camellos se reprodujeron y se convirtieron en una plaga que contamina fuentes de agua y amenaza a zonas vulnerables y a la flora y fauna. Actualmente se estima que la cifra de camellos en Australia llega a más de un millón de individuos, que invaden los desiertos del país y ponen en riesgo a muchas especies.

El gobierno ha decidido que francotiradores matarán desde helicópteros a 10.0000 camellos salvajes que se acercaron a pueblos en el interior de Australia en busca de agua por la sequía, poniendo en riesgo a sus habitantes.

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Manadas “extremadamente grandes”, en busca de agua y comida ponen en riesgo a reservas de comunidades aborígenes en estas zonas, además de provocar daños y representar un peligro para los automovilistas, dijeron autoridades locales en el estado de Australia Meridional.

La matanza de los camellos durará cinco días y se llevará a cabo en los territorios de Anangu Pitjantjatjara Yankunytjatjara (APY), una extensa zona administrada por un gobierno local (AGL) aborigen ubicada en el extremo noroeste de Australia Meridional. Es la primera operación de este tipo en ese estado.

El ministerio de Medio Ambiente del estado, que defiende el sacrificio de los camellos, explicó que la sequía también causó “graves problemas para el bienestar animal”, ya que muchos animales murieron de sed o resultaron heridos en enfrentamientos al competir por fuentes de agua.

“En algunos casos, los cadáveres de animales muertos han contaminado importantes fuentes de agua y sitios culturales”, informó una portavoz del ministerio.

Director: Habib Merheg Marún