Esta semana, cuando se realizó la subasta por los premiados cafés de Panamá, todos los ojos de los interesados estaban puestos en cuán alto llegarían los precios.
El Elida Geisha procede de una pequeña finca en Boquete (Panamá), que durante cuatro generaciones ha sido trabajada por miembros de la familia Lamastus. Elida era el nombre de la matriarca que manejaba la plantación y que levantó ella sola a sus hijos, después de perder a su marido a una edad temprana.
Pero, ¿qué tiene este café y esta variedad en concreto para que se lleguen a pagar $75 dólares por cada taza? ¿Y por qué sigue aumentando el precio?
Y eso se debe -según indica para BBC Capital la periodista Ellen Lee- a que las subastas del año pasado marcaron un récord: US$803 por libra (unos 454 gramos) para los granos más valorados: una cepa llamada Elida Geisha, cosechada en una plantación familiar enclavada en medio de una reserva forestal volcánica en el oeste del país.
Este año el récord volvió a batirse y con mucho: US$1,029 por libra.
En 2018 solamente 454 kilos de este café se vendieron y fueron adquiridos por un grupo de compradores procedentes de China, Japón, Taiwán, así como uno de Estados Unidos, Klatch Coffee, cuya sede está en Los Ángeles.
Esta empresa adquirió unos 4,54 kilos en total y los transformó en su más reciente promoción, en la que ofrece en EE.UU. “el café más caro del mundo” por un costo de US$75 por taza. (Klatch también adquirió parte del lote de este año).
El precio del café común se encuentra en los mercados globales por US$1,10 por libra (0,45 kilos), hundido por un exceso de producción.
La producción de gran escala en países como Brasil -que produce 29% del café importado en la Unión Europea- hacen difícil y prácticamente inviable que pequeñas granjas familiares puedan competir.
Fue precisamente durante un bajón similar de los precios a finales de la década de 1990 que despegaron las competencias y las subastas por el café de calidad, anota Ellen Page
Daniel explica que el objetivo era reconocer a los pequeños agricultores y crear una plataforma para que ellos se pudieran conectar con los compradores del grano en Estados Unidos, Europa, Australia y Asia.
En la actualidad hay decenas y decenas de competencias y subastas de café. La Copa de la Excelencia, organizada por la Alianza para la Excelencia del Café, es conocida como las “Olimpiadas del Café” y en ella participan agricultores procedentes de 11 países.
El Mejor de Panamá, el concurso en el que se coronó el Elida Geisha por segundo año consecutivo, también atrae una audiencia internacional. Los cafés que obtienen los mejores puntajes en las competencias se venden a un precio mucho mayor que US$1 por libra, no necesariamente a US$803 pero sí por US100 o US$300 por libra.
“Así resultan premiados los agricultores y los consumidores”, señala Ric Reinhardt, director ejecutivo emérito de la Asociación de Cafés de Especialidad de Estados Unidos (SCAA, por sus siglas en inglés). “Los agricultores logran mayores ingresos por su trabajo y los consumidores disfrutan de un mejor producto”, según explicó Page.
El Elida Geisha procede de una pequeña finca en Boquete (Panamá), que durante cuatro generaciones ha sido trabajada por miembros de la familia Lamastus. Elida era el nombre de la matriarca que manejaba la plantación y que levantó ella sola a sus hijos, después de perder a su marido a una edad temprana.
Aunque la familia ha cultivado café durante más de 100 años, el Elida Geisha es bastante nuevo, recuerda la periodista Ellen Lee.
Durante mucho tiempo, la finca atravesó dificultades y perdía dinero, indica Wilford Lamastus Jr., miembro de la cuarta generación familiar de productores de café. En esas tierra también cultivaban cebollas, frutos del bosque y melones para ganar dinero suficiente para subsistir.
“Cualquier persona con la cabeza bien puesta habría dicho ‘estamos perdiendo dinero, tenemos que renunciar a esto’”, señala Lee.
Pero la familia dobló su apuesta por el café. Su padre ayudó a crear la Asociación de Especialidades de Café de Panamá (SCAP, por sus siglas en inglés), uniéndose a otros agricultores de la región y organizando el concurso El Mejor de Panamá.
En 2004, el grupo llegó a un momento clave: la granja de otra familia, la Hacienda La Esmeralda, había desarrollado una rara variedad de café llamada Geisha, que se destacó en la competencia de ese año y alcanzó un precio de US$21 por libra, todo un récord para la época.
Pronto, otros agricultores incluyendo a la familia Lamastus buscaron cultivar también ese tipo de grano.
Director: Habib Merheg Marún