Acorde a los familiares de Celmira Ocampo, la oriunda mujer de 54 años de edad, había viajado a España con visa de turismo, pero en realidad pensaba quedarse en España para buscar una mejor oportunidad de vida, producto de la situación actual en su Buenaventura del alma.
Los pasajeros a bordo del vuelo 046 de Avianca que salió de Bogotá rumbo a Madrid en la mañana del 17 de Noviembre nunca supieron que Celmira Ocampo, que iba sentada en las últimas filas del Boeing 787, acababa de morir a 20 mil pies de altura.
El avión aterrizó sin mucha ocupación, el desembarque fue rápido y nadie se percató que una pasajera, aparentemente dormida, no reaccionaba. Habrían pasado varios minutos hasta que una de las azafatas trató de despertar a Celmira, pero al darse cuenta de la situación prefirió guardar silencio para no generar pánico entre los pasajeros que todavía quedaban en la aeronave. Todo parece indicar que fue un paro cardiaco.
Después de las 10 horas su familia en Cali esperaba que los llamara. Pero la noche llegó y Celmira no se comunicaba. Ahí llamaron por primera vez a Avianca que se limitó a confirmar que el avión definitivamente había despegado con la mujer a bordo. Pero de su paradero no se daba razón.
Pasaron dos días y el 19 de Noviembre su familia seguía sin información. Avianca tampoco decía nada, a pesar de la insistencia de Carlos Alomia, su hijo, ante los canales de atención de la aerolínea. “A mí que soy el hijo no quisieron darme ninguna información”, dijo. La familia estaba desesperada y muchos se pronunciaron en redes pidiendo ayuda.
Los dos familiares que la esperaban en el aeropuerto de Barajas, nunca la vieron llegar y se preguntaban si había sido inadmitida o deportaba de nuevo a Colombia, pero nadie daba respuesta.
En la mañana del domingo 21 de noviembre la familia conoció por fin la noticia por boca de las autoridades sanitarias de dicho aeropuerto: Celmira “murió en el vuelo”, les dijeron mientras su cuerpo ya cumplía 4 días como N.N. sin ser reclamado en algún hospital de la capital española.
Según Avianca, Celmira presuntamente murió en territorio español por lo que todo alrededor de su caso tendría que ser resuelto por las autoridades de ese país. La aerolínea se limitó a entregar el cuerpo a Sanidad de la alcaldía de Madrid y no notificó a los familiares para no entorpecer el proceso, muy a pesar de que Celmira murió dentro de uno de sus aviones. Avianca solo se pronunció sobre el caso el pasado lunes 22 de noviembre.