Un caso que es común en países subdesarrollados está sucediendo en la primera potencia económica mundial: una creciente de un río dañó la planta de tratamiento y obligó a la suspensión del servicio de acueducto en la ciudad de Jackson en el estado de Misisipi a donde el ejército acudió para repartir botellas de aguas entre sus casi 200 mil habitantes.
En medio de una fuerte ola de calor la población de mayoría negra no tiene forma de usar los baños y deben acudir a sanitarios móviles instalados por la administración local.
Pero hay un problema subyacente: el racismo. Según varios pobladores, la planta de tratamiento es muy vieja, de la época de la segregación racial en la cual las inversiones en obras públicas para poblaciones negras eran mínimas o inexistentes.
Hay varias poblaciones en el país que sufren problemas parecidos y por la misma razón: la discriminación racial los llevó a ocupar zonas donde los blancos no vivirían: vertederos de residuos peligrosos y zonas de explotación petrolífera intensa, entre otros.
Sucedió en Jackson, Misisipi. Casi igual a los de Supía, Caldas. Pero en inglés.