Que, a dos meses escasos de posesionarse un presidente de izquierda el gobierno de Estados Unidos envíe a su secretario de estado a hablar con él es, por lo menos, motivo de especulaciones respecto a qué viene, qué temas tratarán en privado y qué mensaje trae del gobierno de Biden.


Porque la visita de Antony Blinken es claramente una visita oficial y seguramente de puertas para afuera dirán que hablaron de la protección de la selva amazónica, del cambio climático y de otros temas que se pueden suponer fácilmente. Pero hay otros que se tratan en la confidencialidad y sobre los cuales nunca se sabrá ni el tono ni las conclusiones de esas charlas como por ejemplo, la reanudación de relaciones con Venezuela, el papel protagónico que Petro le dio a Maduro en los diálogos con el ELN, los coqueteos de Vladimir Putin con su saludo a Petro en la recepción del embajador colombiano en Moscú, el tratamiento que al tema del narcotráfico propuso el presidente colombiano en la ONU o el posible diálogo con las bandas que claramente están más cercanas al narcotráfico que a la revolución social.


Si bien Petro ha moderado muchas de sus posiciones desde sus épocas de militante del M19, para el gobierno de Estados Unidos muchas cosas deben preocuparle con el nuevo mandatario pues pasaron de un Duque tan predecible que ni bolas le paraban a un gobierno de izquierda elegido democráticamente que entró pisando fuerte en temas que ni siquiera se mencionaban antes.


El tiempo dirá a qué vino míster Blinken.