POR SIMEONA
Las redes sociales se han volcado hoy para dar a conocer el caso de Juan Pablo Medina, un joven que está a punto de ser padre y por cosas de la vida, su pareja decide, el el séptimo mes de gestación, que desea abortar.
Vamos por partes y a darle a cada quien lo que le corresponde. Como mujer liberal, estoy totalmente de acuerdo con el aborto, pero en este caso en particular tengo que aceptar que las condiciones y circunstancias no me permiten tener esa postura.
La pareja de este hombre, al que le entregó mi más sentido respeto y admiración, tuvo muchos días, incluso tres meses para determinar si deseaba continuar o no con su embarazo, pero mija no puede salir con esta desfachatez al séptimo mes de gestación, ese bebé ya está completo y listo para llegar a este mundo y no me vengan con cuentos feministas de que es su cuerpo y ella decide.
Escuchen a este hombre por favor.
De igual manera que una mujer decide tener su hijo sin el consentimiento de su pareja, en este caso Juan Pablo Medina tiene el derecho de ver a su hijo nacer y hacerse cargo de él, si es que su pareja no quiere saber nada de él.
Es un crimen abortar a los siete meses de embarazo, primero porque ya es un ser formado, real, con emociones, con sentimientos.
Segundo porque ya no se trataría de un aborto vía ducto vaginal, sería una cesárea, que implica todo un proceso quirúrgico.
Y por último porque, ¿Qué clase de médico asegura que es viable hacer esta intervención? Esto es un crimen.
¿Dónde está el derecho de un padre responsable que desea proteger a su hijo? No acepto esta discusión, apoyo incondicionalmente a Juan Pablo y repudio un acto criminal como este, la justicia colombiana debe considerar varios aspectos, el médico que haga la cesárea, el homicidio premeditado de esta loca que debería estar en manos de un psiquiatra y a la clínica que se preste para este procedimiento.
SIMEONA
