OPINIÓN: KICO BECERRA

Mientras nos distraen con el tema de las motos y sus sitios para hacer piques y maromas, se está gestando uno de los más grandes negocios en la historia de la ciudad de Cali.

Hace casi dos años dije que, el propósito de Ospina era acabar con el transporte masivo MIO y volver a los pequeños buses, para satisfacer a sus «empresarios» amigos; por eso, le entregó a su socio oculto todo el manejo del transporte.

La cosa en síntesis funciona así:

Se acaba el MIO por falta de pasajeros, porque no hay buses. Los adjudicatarios de las empresas de buses que, eran los antiguos dueños de las busetas y buses viejos, demandan al municipio por incumplir el contrato.

Simultáneamente, compran buses pequeños con nombre de otras empresas y se hacen adjudicar 600 cupos por el municipio, para suplir al MIO. Esa adjudicación se hace por 5 años prorrogables, es decir por 10; Después demandarán al municipio también, por no haber previsto la vida útil del vehículo.

Detrás de cada ruta y bus hay un socio oculto del gobierno.

El peor descaro es que, siguen construyendo vías y estaciones del MIO y reconstruyendo las que dejaron destruir por parte de las primeras líneas. Algunos malpensados piensan que, esa destrucción era parte del plan de este fabuloso negocio.

30 años tirados a la basura; miles de billones de pesos perdidos y unos pocos llenando sus bolsillos y fomentando el caos de la movilidad.

Nadie investiga; el gobierno nacional es el mayor inversionista del trasporte masivo de Cali y sigue acolitando este monstruo de corrupción, hecho a ciencia y paciencia del Ejecutivo y el Concejo Municipal.

Arde la sangre al ver que, nadie ni nada pueden evitar este descaro. Los ciudadanos tembos, distraídos con los candidatos y muchos de ellos son cómplices de estos desafueros.

Ñapa: Avianca, empresa de la que nos sentíamos, hasta hace poco orgullosos, no es ni sombra de lo que fue; es lo más parecida al gobierno Petro: Sus funcionarios día a día los desprestigian y destruyen.

Un conocido ciudadano compra tiquetes ida y vuelta a los Ángeles, USA; los compra en ejecutiva, para ser mejor atendido. Lo llevan en esa categoría y a la vuelta lo traen en económica, estando vacía la ejecutiva. No le devuelven el valor de más que pagó; nadie le contesta. Es una burla para los pasajeros y no hay autoridad que controle estos abusos.

Ñapita: Cada día somos tratados como zoquetes y no salimos de este atembamiento.