Ian Fleming, el escritor británico que dio vida a James Bond, jamás imaginó que su personaje se convirtiera en lo que es hoy gracias, no tanto a su obra literaria, sino a la virtud de los productores cinematográficos que convirtieron al agente secreto en un héroe mucho más universal sin importarles que para lograrlo tuvieran que cambiarle varios aspectos al original y seguir de largo cuando todas las novelas originales de Fleming se habían convertido en películas para inventar otras historias muy taquilleras pero lejanas al estilo original del escritor.
De ahí que lo que se celebre por estos días no sea el aniversario de la obra literaria de Fleming sino el de la primera llevada al cine: Dr. No, la sexta novela del británico escrita en 1958.
Representado por actores de la talla de Roger Moore, Sean Connery, Timothy Dalton y Daniel Craig, la saga de películas del agente 007 continuará hasta que deje de mover las taquillas algo que no ha dejado de hacer desde hace 60 años.
Es tal la importancia del personaje que, en la ceremonia de inauguración de los juegos olímpicos de Londres, protagonizó junto a la recién fallecida reina Isabel uno de los momentos culminantes cuando la monarca escoltada por el agente (representado por Craig), sale de su palacio y aborda un helicóptero desde el cual se lanza en paracaídas para llegar al estadio.
El mundo real cada vez tiene más villanos. Y el cine tiene cada vez más ganas de ingresos. Para eso está Bond, James Bond.