Y se cayeron Facebook e Instagram en el mundo y ni la tierra dejó de girar, ni el sol de alumbrar, ni las facturas de llegar. ¡Hay vida más allá de las redes!
Millones de usuarios en el mundo se quedaron sin el servicio de esas dos aplicaciones propiedad de la multinacional Meta y de repente se vieron ante la realidad de tener que encontrar algo qué hacer para suplir las horas que pasan pegados de ellas, para ellas y por ellas.
Ojalá algunos hayan aprovechado el tiempo para leer sobre el dañino efecto, ya comprobado, que el exceso de uso de redes está causando en personas de todas las edades y grupos sociales en el mundo, en especial en adolescentes “adoradores” de Instagram que ven disminuida su autoestima de tanto ver felicidad sin límites en las cuentas de personas que ni conocen, ni tratan y que, probablemente, ni existan: hoy la Inteligencia Artificial crea perfiles en redes tan perfectos que nadie podría sospechar que son falsos.
No estaría mal del todo declarar algo así como el día mundial sin redes, fecha en la cual todas dejaran de funcionar por 24 horas.