El candidato que sorprendió dentro de su partido ganando la candidatura republicana y luego a todo el mundo coronándose presidente, quiere repetir después de su fracaso como candidato a la reelección en 2020.

Donald Trump anunció el martes que quería ser presidente de Estados Unidos y lanzó su campaña dentro del partido republicano en un intento extraño en la democracia de ese país al postularse por tercera vez como candidato. Ganó la primera donde sorprendió a todo el mundo, perdió la segunda armando un alboroto sin precedentes (caso toma del Congreso por sus simpatizantes), y ahora, luego de dejar por el piso el sistema electoral al que acusó de robarle su elección, va por su tercera candidatura para ser presidente por segunda vez.

Con seguridad volverá a usar las herramientas que le dieron resultado en 2016: exaltar la (supuesta) supremacía del blanco, la oferta de bajar los impuestos y el renegar de todos los políticos sean de izquierda, centro o derecha que, si antes lo veían con sospecha, hoy lo ven con franca hostilidad.

Pero su discurso consigue votos y es con votos que se ganan todas las elecciones. Así sea en un sistema como el de Estados Unidos en el cual no siempre gana el que más votos de los ciudadanos obtenga como pasó, justamente, cuando Trump consiguió el triunfo a pesar que su contrincante Hillary Clinton obtuvo más votos en las urnas.

Habib Merheg Marún