Finalizadas las elecciones presidenciales, y aun desde antes, la opinión pública fue acribillada con varios mensajes terroríficos, entre ellos, que el peso colombiano se devaluaría de tal manera frente al dólar que la economía nacional rodaría por un insondable abismo llevándonos a todos a los más profundos infiernos de la pobreza.
Esos tiros de desgracia venían desde los más diversos sectores y de las más variadas fuentes, desde “expertos” economistas hasta simples y ordinarios contradictores de Petro –que pensaban con el deseo-, pasando por ciertos medios que confundieron su deber y se convirtieron en simples mensajeros que olvidan hacerle un poco de examen a los datos que reciben.
A quienes llamamos a la calma y nos atrevimos a pronosticar, con cifras en la mano, que la situación se revertiría y el peso volvería a niveles normales, se nos trató de la manera como hoy y desde hace tiempo se trata a quien opina diferente o no se pega al que más grita: con improperios y descalificaciones personales. No les gustaba el mensaje y atacaban al mensajero.
Al momento de escribir esta columna la tasa de cambio estaba en $4.306,95, valor muy parecido al que tenía cuando empezó el nuevo gobierno, es la más baja en todo 2023 y la moneda colombiana fue la más revaluada de entre todas las emergentes.
Nunca el dólar alcanzó los 7 mil pesos que muchos tuiteros anunciaron, ni los inversionistas extranjeros salieron despavoridos, ni el costo de vida llegó a los niveles que se atrevieron a predecir, ni el desempleo se disparó (10,07% nacional en mayo de 2023 según el DANE), por el contrario, sigue con tendencia a la baja.
¿Dónde estarán los que hicieron terrorismo económico con el precio del dólar y la economía augurando apocalípticos paisajes? Deben estar revolcándose en el pantanero de los chismes que le favorecen a su causa, una causa cada día más difícil de entender.
Puede que mañana los aspectos macro en la economía mundial cambien el panorama actual. Si Estados Unidos mueve sus tasas de interés, si los árabes se empeñan en encarecer su petróleo, si como pasó con la invasión rusa a Ucrania, estalla otro conflicto de los muchos latentes en el mundo como el de China-Taiwán, otro gallo cantará. Serán hechos, no caprichos, que fueron los que inspiraron a los terroristas a pregonar devaluaciones nefastas.