Una mujer de 73 años de Phoenix, Arizona, murió luego de batallar contra el Alzheimer. Su hijo, Jim Stauffer decidió donar su cuerpo a la ciencia para que los investigadores pudieran trabajar en la búsqueda de una cura para la terrible enfermedad.

Sin embargo, años después Stauffer se enteró de una grave noticia. El cuerpo de su madre había sido vendido en secreto al ejército de los Estados Unidos, para que pudieran realizar las llamadas «pruebas de explosión«.

«Me siento como un idiota«, dijo el hijo de Doris al enterrase de lo ocurrido. También, demandó junto a otras 32 personas al Centro de Recursos Biológicos de Phoenix, por lo sucedido con los cuerpos de sus seres queridos.

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«No soy una persona desconfiada, pero en esta situación, no tienes idea de que esto está sucediendo, confías. Esa confianza es de lo que se alimentan”, dijo aún sin aceptar lo ocurrido.

El incidente ha prendido las alarmas con respecto al hecho que exista una empresa con acceso a los cuerpos donados a la ciencia y con una estrecha relación con el ejército de los Estados Unidos, para vender cuerpos que serán usados en experimentos bélicos. Las autoridades ahora investigan el caso.

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Director: Habib Merheg Marún