Por MAURICIO MARULANDA
Si entran a Google y activan la búsqueda de Colombia, entre las primeras imágenes que aparecen, es la selva amazónica, la diversidad de la fauna y rostros de nuestros indígenas de la región. Pareciera que nos sentimos orgullosos de esa hermosa parte de Colombia, a la que muy pocos hemos tenido el placer de haber visitado.
«Para el gobierno, los Departamentos de
Amazonas, Vichada, Guainía, Guaviare,
Vaupés, Casanare y Putumayo, son otra
Colombia, una olvidada por completo,
donde vive otra gente que nació aquí,
pero que no son parte del país»
A pesar que geográficamente son la mitad del territorio colombiano, sus habitantes no escuchan mucho del gobierno central, a menos que se trate de narcotráfico o enfrentamientos con la guerrilla.
Cuando empezó la pandemia, el gobierno Duque, muy tieso y muy majo aseguró que toda esa región estaba libre de casos de coronavirus y lo que realmente estaba pasando es que no se habían hecho pruebas y cuando por fin, de destapó la olla, corrieron a ver como calmaban la pandemia.
Sólo en Leticia, van 59 víctimas fatales y es posible que creamos que es una cifra muy baja, pero es tan grande la cifra para sus habitantes, que ya no hay espacio en su cementerio y debieron ordenar la ampliación del mismo para sepultar a los muertos. Así de grave es la cosa en Leticia.
Todavía, en pleno siglo XXI, este país no es consciente que, nuestra mayor riqueza está concentrada en esos Departamentos olvidados. Seguimos creyendo equivocadamente que las selvas de cemento que representan las ciudades capitales, son el orgullo de nuestra nación.
Mientras el gobierno los mantiene en el abandono, los grandes traficantes de madera se dan el lujo de talar nuestras riquezas sin que nadie haga nada, pero eso sí, orgullosos de tener unas fuerzas armadas de más de 500.000 soldados, encerrados en batallones preparándose para la futura guerra contra Venezuela. Cuando deberían estar en toda esa región defendiendo los recursos de todos los colombianos. Pero no estamos preparados para hablar de ese tema, porque podríamos tocar a otra de las mafias de este país.
Cuando un ciudadano que vive en una de esas regiones distantes del país se enferma, no tiene opción distinta a la de ver al Chamán del pueblo, porque hospitales o centros de salud, sólo existen en los planes de gobierno, a través de los cuales sacan recursos para desaparecerlos mágicamente y mantener a los ciudadanos de tercera clase sometidos al abandono total del Estado.
Pero sí lo que buscan es un crédito fácil y rápido, junto a cada ceiba vemos una oficina imaginaria de una sede de la Banca Privada, que ama a Colombia y sólo quiere nuestro bienestar (Es sarcasmo por si alguien piensa que es cierto).
Deberían liberarse del Estado Colombiano, conseguir el apoyo de países primer mundistas y exigir armar rancho aparte, crear un nuevo gobierno que sí valore sus riquezas, que sí invierta en sus regiones, que los saque de la pobreza absoluta en la que viven. Tal vez así, reaccionaría este gobierno indolente y prestara atención a sus necesidades.
Nos jactamos de ser ricos, de tener agua, montañas, selva y nuestros gobernantes sólo ven la oportunidad de vender, saquear y generar pobreza en aquellos paisajes que otros países soñarían tener.
