En los últimos días, el Worker Rights Consortium (WRC), con sede central en Washington D.C., ha desvelado que las grandes multinacionales occidentales contratan a proveedores en Karnataka, estado del suroeste de la India, que no respetan las condiciones laborales mínimas que los trabajadores deberían tener para poder vivir con una cierta decencia, varias de estas empresas son Nike, Zara, H&M, Puma, Tesco, C&A, Gap o Marks&Spencer.
Por debajo del mínimo
En total, más de 400.000 trabajadores de la confección habrían estado cobrando por debajo del salario mínimo legal establecido por el estado indio desde, al menos, abril de 2020. Fue en ese momento cuando las fábricas de confección se negaron a aumentar el salario de los trabajadores en 417 rupias mensuales, unos 4,92 euros, por lo que el salario de casi medio millón de personas quedó por debajo del salario mínimo establecido.
Según las informaciones, a estos trabajadores se les adeudan a cada uno de ellos casi 8.500 rupias, algo así como 100 euros, lo que supondría un total de 48 millones de euros. Esta situación habría llevado a muchas familias, ya de por sí en paupérrimas condiciones, a rebajar todavía más los estándares de su alimentación, llegando a prescindir de verduras y basando sus ingestas, únicamente, en arroz con salsa. Prácticamente los trabajadores laboran para poder comprar arroz y salsa, mientras los intermediarios con las grandes corporaciones de moda, se quedan con los recursos de los más necesitados.
Las excusas de la empresas como zara
Ante las informaciones publicadas, los representantes de las grandes marcas se protegen asegurando que han dejado claro a sus proveedores que deben pagar el salario mínimo exigido por la ley. La marca española Inditex, propietaria de Zara, afirmó que «tiene un código de conducta estricto, que exige que todas las fábricas de nuestra cadena de suministros paguen salarios mínimos legales», por lo que «estamos contratando unos proveedores en la región a los que estamos urgiendo a que paguen el salario mínimo». Además, «los salarios siempre deben ser suficientes para satisfacer al menos las necesidades básicas de los trabajadores y de sus familias», a pesar de sus declaraciones, Zara no hace la verificación correspondiente y permite el abuso al que están sometidos los empleados que confeccionan sus prendas de vestir.