Por @EscribidorMao

Para el ciudadano de a pie, como yo, es complejo entender todo este cuento de la economía y sus repercusiones en la situación actual del país. Lo que sí me quedó claro es que los Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados por César Gaviria, lejos de ayudar nuestra economía, abrieron la puerta a una invasión de productos extranjeros y el beneficio de exportaciones para Colombia fue mínimo comparado con el desastre que causó en nuestra sociedad.

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Antes de los TLC, el agro contaba con el respaldo del gobierno nacional para la venta de los productos cosechados en nuestras regiones. No necesariamente estos productos agrícolas eran baratos, pero de alguna forma permitían la rotación de moneda interna entre los involucrados, o sea, el comercio de esos productos se quedaba en casa.

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Los TLC abrieron una puerta sin contención, que permitió a muchas empresas extranjeras a traer sus productos a un costo mucho más bajo que el podía ofrecer el mercado nacional. ¿Por qué la diferencia de precios? Los países industrializados le ofrecen a los cultivadores unos apoyos y subsidios que no ofrece Colombia y de esta manera el agricultor extranjero puede vender a un precio inferior y si el volumen de venta es alto, el margen de utilidad, que no puede ser mucho, se ve reflejado en el volumen de venta, generando grandes utilidades a los agricultores del extranjero.

Lo grave del asunto, es que en la medida en que esos productos que llegaban desde otros países, el campesino, el agricultor colombiano, desistió de producirlos por no tener el apoyo del gobierno. y con el paso del tiempo y la devaluación del dólar, los precios de esos productos importados fueron creciendo y no existía un mercado de competencia que pudiera asumir la necesidad de la población.

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Los que sí ganaron mucho dinero con los TLC fueron los intermediarios de ventas, que se llenaron los bolsillos introduciendo productos extranjeros a precios más bajos y lo peor del asunto es que el consumidor final, el ciudadano normal, terminaba beneficiándose temporalmente de la oferta, sin saber que la devaluación es un arma de doble filo que podría poner esos productos mucho más caros, dependiendo del valor del dólar.

Petro propone elevar los aranceles de importación, buscando que el agro colombiano tenga la oportunidad de competir con precios en los mercados nacionales y estimular la producción nacional, todo esto bajo un plan de financiación y protección a los campesinos productores.

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Ante la propuesta de Petro, Alejandro Gaviria asegura que la medida lo único que traería sería un incremento en los precios de la canasta familiar y una crisis económica mucho más aguda de la que estamos viviendo.

Además, asegura Gaviria que, esta medida de incrementar los aranceles traería como repercusión una respuesta similar por parte de los países afectados con la medida y esto afectaría notablemente la exportación de los pocos productos que llevamos a los mercados internacionales como el café, las flores e incluso el aguacate.

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Reflexiones Propias

El campesino colombiano no cuenta con el apoyo del gobierno para estimular la producción agrícola, lo cual obliga a este gremio a incursionar en otros negocios como la siembra de marihuana o la hoja de coca, lo cual lo convierte de inmediato en un bandido productor del narcotráfico y por ende un enemigo del gobierno que debe ser combatido con toda la fuerza del Estado.

Atacar los campesinos con toda la fuerza del Estado es tarea fácil pues el campesinado no es parte de los grupos armados del país y no es su pretensión convertirse en una de ellas.

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Si el campesino intenta mantenerse en el margen de la legalidad debe sembrar productos que se vendan en los mercados nacionales, pero no puede competir con los precios que ofrecen los TLC. Si incursiona en la ilegalidad de cultivos ilícitos el gobierno lo perseguirá y condenará por ello. ¿Cuál es la solución para este gremio?

Aquí es donde los grupos paramilitares hacen su aparición y obligan a los campesinos a vender sus títulos de tierra a precios absurdos, para luego entregar a los latifundistas grandes extensiones de tierra a precios muy convenientes y los campesinos terminan en las ciudades buscando empleo y llenando los tugurios de las ciudades con personas que perdieron toda oportunidad de salir adelante.

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Un debate real sobre la situación actual de los campesinos debería ser el motor de una polémica que deben tratar los candidatos a la presidencia para desenmarañar esta gran mentira de los TLC y dejar claro cuáles son sus posturas ante sus propuestas agrícolas.

Alejandro Gaviria ha retado a Petro a debatir el tema, siendo Gaviria un gran defensor de los TLC, que a su juicio representan un avance en materia de economía internacional.