Por Mao Escribidor
En todo el planeta tierra (sin excepción), los gobernantes de cada país entienden que, producto de la pandemia y el costo económico que representa adoptar medidas preventivas, el alto desempleo en todas las áreas y la restricción de gastos por parte de los mandatarios, se debe moderar los gastos del Estado para atender las necesidades de la salud y la economía.
Por desgracia no es nuestro caso, a diferencia del resto de mandatarios de TODO EL PLANETA, nuestro Duque, decidió que durante la pandemia los recursos del Estado deberían ir, primero a la Banca Privada para otorgarles el derecho a ganar miles de millones de pesos, usando el dinero de los colombianos para financiar créditos a altos intereses sin haber invertido un sólo peso.
Como si esto ya no fuera un descaro, le dio la espalda a los microempresarios y los mandó a negociar con Sarmiento Ángulo sus necesidades de capital de inversión, desentendiéndose de sus promesas de apoyar a los emprendedores.
Pero ahí no para la desfachatez de nuestro Duque, en plena pandemia decide invertir 6 mil millones de pesos para fortalecer al ESMAD con nuevas tanquetas y armamento, porque era necesario mejorar la seguridad, interprétese eso como, si protestan les tenemos un ESMAD recargado de poder.
No pasó mucho tiempo antes de enterarnos de la compra de 24 aviones de guerra por 14 billones de pesos, muy necesarios para combatir la pandemia.
Para cerrar con broche de oro, su esposa, la honorable Duquesa de Chiquinquirá, propone a la Dirección del Archivo Histórico de Colombia, patrocinar su autobiografía, porque es importante apoyar la gestión de las mujeres en la presidencia. Tal vez ella considera que es importante mostrar ese sentimiento de supremacía, al poner a una oficial de la policía, a que le sostenga la sombrilla mientras una brisa pequeña cae en un evento de gobierno. La segunda, podría ser sus diseños de moda para las futuras primeras damas, cuando visiten la Casa Blanca.
Y como ñapa (más cagados no podemos estar), decide que es momento de cambiar todos los uniformes de las fuerzas armadas, porque las otras necesidades no son tan importantes y podemos ser EL ÚNICO PAÍS DEL PLANETA que en plena pandemia decide gastar en uniformes militares.
En definitiva somos un país maravilloso para las mafias colectivas, para los contratos innecesarios y entregados a dedo, para derrochar el PIB y quedarnos en silencio porque sus amigos están en la fiscalía y el congreso corrupto se hace el pendejo ante tanta corrupción, pero su lema sigue vigente No podemos volvernos como Venezuela.
Ese es el presidente que dijo Álvaro Uribe que debíamos apoyar, ese es el hombre inteligente y estudiado que deberíamos tener en la presidencia. Para el 2022 el que me venga con el cuento de votar por el que diga Uribe le parto la cara de un golpe.
Pero tranquilos, tendremos aviones de guerra para una guerra que sólo existe en la cabeza de Uribe, tendremos una Banca Privada dispuesta a ahorcarnos por cada préstamo; tendremos una fuerza armada con uniformes bonitos y un libro de la Primera Dama escrito por un tercero.
Y como regalo del año, Duque y Carrasquilla proponen una reforma tributaria porque el país está en quiebra, necesitamos más recursos para ver que se inventan este año para seguir desangrando al país. Con presidentes así, quien necesita enemigos.
