Opinión: Kico Becerra

Con riesgo de ser calificado como masacrouribista, debo decir, sin ambages, que me pareció digna, responsable y acorde con su investidura, la actitud del presidente  en su presencia en Caldono.

Por más que sea proveniente del desprestigiado fiscal «cianuro», la prevención de un atentado al presidente, es un asunto de gran trascendencia. ¿Se imaginan un magnicidio, en estos momentos de polarización extrema en que nos hayamos? Sería la destrucción de la República.

Suena a pleonasmo decir que, la terquedad de los indígenas, frente a no desplazarse a donde estaba Duque, es una demostración de que, detrás, hay un claro mensaje de desafío a la institucionalidad y a la confianza en su poder de intimidación, por su capacidad de volver a tomar de rehenes al Cauca y Nariño.

Solo nos falta saber si, las autoridades serán capaces de mantener abierta la vía Panamericana y si, el gobierno soportará las consecuencias políticas que esto conlleva.

Es ésta una oportunidad que se nos brinda, a los ciudadanos, para tomar partido, respecto a si estamos de acuerdo o no, con las vías de hecho, como método para protestar y negociar.  Aquí no vale la neutralidad.

¿Saben cuánto vale el traslado, manutención y sostenimiento de los 4.300 indígenas de la Minga, durante 30 días?  ¿De dónde sale ese dinero?

¡¡Averígualo Vargas!!

Ñapa :La estruendosa derrota del gobierno, en las objeciones a la ley reglamentaria de la JEP, puede serle, paradójicamente, de gran ayuda, puesto que queda bien con sus aliados al haberlas presentado y bien con los del otro lado, al aceptar lo que decida el Congreso, sin recurrir a la mermelada; de paso, acaba de una vez por todas con ese asunto que ya constitucionalmente no tiene reversa.