Opinión: Iván Cáncino

No sabe uno qué digerir más fácil: si la fijación de la fecha para indagatoria del expresidente Álvaro Uribe o la empapelada que le pensaban meter al artista Richard Cardona.

El tema del exmandatario es (creo) conocido por gran parte del país. En 2014, empujado por el flamante Premio Nobel de Paz, a algunos senadores (afectos a las guerrillas) les dio por hacerle un debate al hoy senador Uribe.

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El mencionado debate, como cosa rara, estuvo lleno de refritos y sobre todo de mentiras (léase calumnias). En todo su derecho, Uribe se fue para la Corte Suprema de Justicia a denunciar al calumniador mayor: el senador de extrema izquierda Iván Cepeda.

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Ese proceso, el de la denuncia de Uribe contra Cepeda, estuvo aparentemente quieto durante un buen tiempo. A principios del año pasado, sin embargo, se vino en contra del fundador y jefe del Centro Democrático una compulsación de copias dizque porque posiblemente habría manipulado testigos para perjudicar a Cepeda, cosa que es completamente falsa.

Con los meses, Uribe terminó llamado a indagatoria por la misma historia con Cepeda. De ese hace más de un año. Durante todo ese tiempo los abogados de Uribe (en todo su derecho) han pedido nulidades y, en fin, que los derechos de su cliente sean respetados, sobre todo porque está probado que unas interceptaciones telefónicas que se le hicieron a Uribe fueron adquiridas ilícitamente.

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Estoy seguro de que la Corte Suprema quiere respetar los derechos de Uribe. Es más, aunque la indagatoria no es la diligencia más agradable, es la ideal para cualquier ciudadano defenderse, en este caso, de las mentiras de Cepeda y su combo.

La indagatoria será el 8 de octubre próximo. Ya tendrá tiempo el exgobernante para preparar dicha diligencia y desenmascarar a Cepeda, quien, dicho sea de paso, está madurito para que le abran un proceso por manipulación de testigos. En eso el tipo es un genio.

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Hace algunos años (no sé si hoy en día también lo haga) Cepeda se mantenía en las cárceles del país buscando testigos contra Uribe y los uribistas. Para muestra un botón: en el proceso contra el exgobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos quedó probado que Cepeda manipuló testigos. Así lo han reconocido ellos mismos. Pero no pasa nada.

¡Ánimo, presidente Uribe, seguro de está también saldrá bien librado, como debe ser!

Y el caso de Richard Cardona también es para enmarcar. Resulta que hace ocho días, en el municipio de Fusagasugá, dos hombres en moto asaltaron al grupo en que iba Cardona y su esposa. A ella la asesinaron. Cardona no se dejó matar. Le quito el arma, en defensa propia, al asesino de su mujer y lo apuñaló.

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Pues bien, el caso Cardona (imitador de Pipe Bueno) le estaba quedando grande al funcionario judicial que lo conoció poco después de sucedidos los hechos. ¡Hombre, por Dios! Si un sujeto que es capaz de matar a una mujer, es decir, a la esposa de Cardona, ¿por qué dudar que iba a hacer lo mismo con el artista o con cualquiera otro que se le atravesara?

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Entonces estamos ante una defensa propia que no merece dudas ni cuestionamientos. Gracias a Dios el fiscal general, Fabio Espitia, intervino en el caso y lo corrigió para evitar que al pobre Richard Cardona (aparte del dolor por el asesinato de su esposa) se le siguiera maltratando o, mejor, revictimizando.

Director: Habib Merheg Marún