Jonathan Ospino celebró su cumpleaños número 23 pero no alcanzó a disfrutar ninguno de los regalos recibidos, entre ellos dos camionetas de alta gama que, supuestamente, le habían dado. De repente, su fiesta se vio convertida en campo de batalla con algunos invitados que de la nada resultaron armados con fusiles de asalto y remplazaron los vallenatos por los sonidos de sus ráfagas.
Ospino, mal herido, fue subido a una camioneta que salió rumbo a un hospital, chocó contra un taxi, siguió su camino y llegó sin vida.
Sucedió en Puerto Colombia, Atlántico, y las versiones sobre la causa de los hechos van desde el supuesto irrespeto hacia una de las mujeres participantes hasta una vendetta entre narcos. El armamento usado y el lujo en general, permiten concluir que la celebración se pareció en mucho a las que estilan los que se dedican al narcotráfico en cualquiera de sus múltiples modalidades.
Hubo dos detenidos por porte ilegal de armas, pero presentaron luego los documentos que las amparaban y fueron liberados.