Opinión: Kico Becerra
Hay un principio universal de todas las negociaciones político sociales: Siempre hay que dejar una autoridad superior para que refrende las decisiones.
Nunca el presidente de una compañía se sienta a discutir un pliego de peticiones con el sindicato. Cuando hay acuerdo lo suscribe.
En el caso de presidentes de naciones, estos acuerdos políticos sociales, cuando van acompañados de actos de fuerza, como la toma de carreteras y de rehenes, no se pueden desarrollar hasta que no cesen esos delitos.
La petición, hecha por algunos, de que con tal de que cese el secuestro colectivo en que se tiene a los habitantes de Cauca y Nariño, el presidente debería de asistir a la Minga, no es procedente.
¿Se imaginan a un presidente «retenido» por la guardia indígena porque no les aceptó acabar con la explotación petrolera en el País?
Haber enviado a las ministras de Gobierno y Planeación para preparar y avanzar en acuerdos, estando bloqueadas las carreteras, es una concesión que, de alguna manera, acepta las vías de hecho y abre un mal precedente. No se necesita ser mago para predecir que habrá tomas de vías principales, cada vez que haya una protesta social y quieran ver a un ministro.
Por haber negociado directamente, el presidente con los rectores de las Universidades, el tema de los dineros para la educación superior, abrió el precedente para que todos quieran negociar con él presente.
No se trata de gobiernos de derecha o de izquierda, la autoridad y la investidura de los mandatarios no se pueden manosear, esto es así aquí y en Pekín.
Los Colombianos del sur occidente, nos preguntamos: ¿Si las ciudades sitiadas por la toma de sus accesos de alimentos, combustibles y medicinas, fueran Bogotá y Medellín, habría durado tanto esta inaceptable situación?
Estoy seguro de que no.
!Eso nos pasa por pendejos, dijo el tonto!