Opinión: Kico Becerra
No pensé jamás que eso podría pasar. Con la obsesión del partido de gobierno de desconocer que la JEP es una realidad irreversible y, los errores, acompañados con burdos abusos, del bachiller Macías, Presidente del Senado, la opinión pública ha terminado añorando a éstos, otrora repudiados personajes.
Lo de Santos en la feria del libro, era impensable hace 9 meses. Aplausos cerrados y búsqueda de selfies, con el cara de muñeco de torta, por el público presente, es de no creer.
¿No se dará cuenta Duque de que, su afán por agradar a su minoritario partido, le está causando un daño que parece irreversible?
Estamos mamados del tema de la JEP. Todos sabemos que no hay mayorías para sacar adelante las objeciones presidenciales. Insistir en hacer trucos para desconocer esa realidad, pone al gobierno a realizar hechos que van contra su talante.
Eso de nombrar una persona, el día que comienza de la votación, para que su jefa política se vuele del Senado, después de haber contestado a lista, es un acto de burdo clientelismo, que acaba con la bandera más importante del gobierno, que sin duda era, la de no repartir mermelada, para comprar congresistas.
¿Que diferencia hay entre eso y lo de Yidis, que tantos problemas judiciales le causó al gobierno Uribe? Me dirán que la Senadora Maritza es bonita y muy elegante, eso es verdad manifiesta, pero, publicar el decreto, firmado por Duque, del nombramiento de su recomendado, cuando se había iniciado la discusión y era necesario que ella se escapara para no votar, puede causar consecuencias semejantes.
Que pena Presidente, por más que le tengamos simpatía y deseemos que le vaya bien en su mandato, tenemos que decirle con franqueza:
Cambié el rumbo; no vamos por buen camino.