Por @EscribidorMao
Los seguidores y fanáticos del fútbol, duraron más de un año a la espera de la apertura de los estadios para seguir a sus equipos del alma, rogaban en las redes para que las autoridades autorizaran los juegos con público, les faltó hacer huelga de hambre para reclamar por sus derechos fundamentales de asistir al estadio ¿Y Para qué? ¿Para hacer la bestialidad que hicieron ayer? No hay derecho.
Yo entiendo las críticas fuertes a las autoridades que deberían haber prevenido este tipo de comportamiento en el Campín, pero quiero enfocarme en la hinchada, en los miles de jóvenes que sueñan con regresar a los estadios a seguir las acciones de sus equipos. ¿Tanta rogadera para que los dejaran entrar y salen con semejante brutalidad?
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no hay derecho
No tiene presentación que los hinchas de un equipo, el que sea, invada la tribuna familiar, en donde están los papás con sus hijos y sus esposas y comiencen a atacar a la gente de buenas a primeras. No hay derecho a estas acciones, peor aún, como explicar que portan armas blancas para atentar contra otros.
No fue distinto a las riñas de patio de cárcel, en donde se impone la ley del más fuerte, pero aquí estamos hablando de un estadio de fútbol, de personas indefensas que van a ver un espectáculo y terminan recibiendo la ira y la violencia de unos desadaptados, a los que poco o nada les importa el evento deportivo, su motivo para ir al estadio es otro muy distinto, son enfermos mentales que enlutan la imagen del fútbol colombiano.
cierre de estadios
Muchos críticos aseguran que el partido debió haberse acabado ante esta manifestación de violencia por parte de los hinchas. Acusan a directivos del fútbol, a la policía e incluso a la administración del estadio el Campín, pero el problema se debe enfocar en el comportamiento de las hinchadas, es ahí en donde radica el problema.
Inglaterra tuvo el mismo problema con la hinchada conocida como los Hooligan que en cada encuentro de fútbol salían a enfrentarse contra el mundo porque asumían que podían hacer lo que les daba en gana y nada pasaba. Pero el gobierno tomó medidas estrictas y terminó condenando con severidad a todo aquel que presentara conducta violenta entes, durante y después del evento. Así pusieron a un centenar de hinchas en la cárcel a pagar condenas de hasta cinco años y santo remedio.
todos los afectados
Estas maquinas asesinas, porque no encuentro otro término para llamarlos, no entiende que sus actos afectan a muchas personas, desde el vendedor ambulante que dura horas alrededor del estadio intentando vender el agua en botella, el maní y las empanadas para los hinchas, también afecta la venta de boletería para los equipos, las ventas alrededor del evento, los ingresos de los transportistas y generan el distanciamiento de la sociedad ante el evento deportivo.
¿Qué tienen en la cabeza?
Esa es la pregunta que debemos hacernos, ¿Qué ganan las barras bravas con estos actos violentos en los escenarios públicos? No me digan que se trata de respeto y dignidad de las barras porque están quedando como una chancleta. Tampoco acepto que usen esa violencia para manifestar su rabia contra el sistema, porque no tienen motivos políticos que lo sustenten.
A mi juicio esto es un acto frontal de anarquía producto de un sistema débil que no toma acciones drásticas y que debería considerar acciones mucho más contundentes y extremas, así no les guste, así salgan en las redes a criticar a las autoridades.
Por supuesto ahora vendrán las largas e interminables reuniones entre la alcaldesa y las directivas del futbol para estudiar el caso y tomar medidas, procesos que están financiados por intereses particulares de los dueños del balón, que al final son quienes establecen las directrices de seguridad de los eventos.
Apoyo el cierre de los estadios de manera indefinida, hasta que tengamos claras las normas y dejemos a un lado las promesas de las barras bravas, que una y otra vez mienten en los acuerdos pactados y terminan haciendo lo que les da la gana.
Regresemos al fútbol por televisión si no estamos de preparados para los eventos en vivo, sigamos así, porque la vida de una sola persona vale mucho más que todos los partidos del mundo.
