Opinión: Kico Becerra

Ser hincha de un equipo es una sensación indescriptible. Una especie de amor adolescente. Te despiertas pensando en el partido. Buscas todo lo que se refiera a tu equipo y no se ve la hora de vivirlo.

Cuando lo estás viendo, te alegras cuando aparece en la cancha, gritas , lo aplaudes y empiezas a sentir susto por lo que le pueda pasar. Maldices sus errores, alabas sus aciertos. Los golpes que le dan a «tus» jugadores los sientes como si nos los hubieran dado. Les perdonamos los golpes » merecidos» dados al contrario.

Cuando mete un gol, es el clímax del alma. Abrazas a todos los que están a tu lado. Es la explosión de los sentimientos que haces que brinques de tu asiento y un grito sale de lo más profundo.

Cuando te hacen un gol, te hiere el cuerpo. Sientes un malestar profundo. Encuentras el culpable que deja de ser «tu» jugador y pasa a ser un paria. Lo odias unos minutos y después tratas de que lo cambien cuanto antes.

Si gana, después de sufrir 90 minutos, te sientes un rey. Oyes todas las emisoras. No dejas de repetir los goles de tu equipo en todos los noticieros de tv. Caminas como en nube. No ves la hora de ir al otro día al trabajo para que vean tu sonrisa maliciosa.

Si pierde, no quieres ver a nadie. Escondes el radio. Cambias de canal apenas hablan de fútbol. No quieres volver al trabajo para no soportar la cara de alegría de los hinchas de otros equipos. Te duelen sus chanzas. Afortunadamente este horror no dura si no 2 días y tres largas noches.

Defiendes a tu equipo por encima de todo. Siempre fue el árbitro el que te hizo perder, pero, pronto volverás a ganar. No olvidas sus triunfos y títulos, aunque sean añejos y tienes tu camiseta del equipo, siempre lista para ir al estadio.

Molestas a rabiar cuando ganas y te joden hasta desesperar cuando pierdes. Hay una extraña simbiosis con los hinchas de los otros equipos: los odias cuando pierdes y los amas cuando ganas. ¿ a quién molestaríamos si ellos no existieran?

Soy hincha del América de Cali desde niño. He sufrido, llorado, reído y hasta padecido judicialmente por serlo. Lo he definido asi: » ser hincha del América es gozar de una picardía creada por la divinidad, una deliciosa diablura sagrada, tatuada en el alma».

No creo en las mentiras de los hinchas que dicen estar contentos cuando otro equipo gana. Los hinchas gozamos cuando ganamos y pierden los equipos con quien tenemos rivalidad . Nos duele ver ganar a los émulos. Eso hace parte de este sadomasoquista estado en que vivimos los fanáticos de los equipos de fútbol.

Hoy estoy pleno. Somos campeones, después de haber estado en la cárcel de la B. Padecido 11 años burlas y solo defendiéndome con los títulos del pasado. Feliz de ver que mis hijos heredaron esta pasión y que somos tantos los hinchas de la «mechita».

Ñapa: evoco a mi «negro» Camilo Lenis, que me llevó por primera vez al estadio y me enseñó a gritar»: ¡ HAZME SUFRIR AMÉRICA !