Las 156 personas que murieron el fin de semana en Seúl, Corea, perdieron la vida, básicamente, por un fuerte apretón.
Inicialmente se dijo que era una estampida la que habría provocado las muertes, pero testigos en el área han dicho que algo como una estampida no fue lo que ocurrió. Fue más parecido a una masa inmensa de personas (unas 100.000 participaban en la fiesta de Halloween), que se vieron de repente en un estrecho callejón sin salida tirando hacia el mismo lado lo que ocasionó que muchos murieran por asfixia o por infarto, algo que no ocurre en las estampidas donde el mayor daño lo sufren los golpes de quienes caen al piso.
Aún hay 29 heridos graves y se teme por sus vidas.
El gobierno de la ciudad ha reconocido que para el evento no se tomaron medidas especiales como se toman para las permanentes manifestaciones que se hacen en la ciudad. «Normalmente estas reuniones de gente (como Halloween) son pacíficas y este incidente parece, como se ha dicho, un ‘cisne negro'», explicó el primer ministro Han. La expresión “cisne negro” hace referencia a casos extraños o de muy difícil ocurrencia.