Editorial Habib Merheg Marún

Uno puede o no estar de acuerdo con las decisiones de los gobernantes, de los legisladores o de los jueces. Pero en definitiva mientras haya reglas de juego ellas deben aplicarse y al tomar decisiones los integrantes de ese Estado democrático tenemos que respetarlas.

Nada más grave que quienes jugamos limpio, mañana tengamos que soportar los atropellos de quienes quieren moldear las normas a su amaño solo porque tienen un historial de faltas cometidas en aplicación de las mismas. Es decir, si una decisión judicial no nos favorece y la consideramos injusta, por ello no puedo abrigarme el derecho a ignorar el estado social de derecho.

La diferencia entre un Estado viable y uno fallido esta en la división de las ramas del poder y que entre ellas se colaboren, pero a su vez controlen y corrijan sus errores.

Mi lectura de lo que ayer pasó con la decisión de las cortes como máximas instancias judiciales es que deben acatarse. Ahhh y si el señor Santrich ha continuado delinquiendo después de la firma de los acuerdos de paz, la fiscalía debe denunciarlo ante la Corte Suprema de Justicia, ya que esta es la instancia competente para juzgar su conducta por estar vigente su condición de congresista.

Esperamos que la justicia transicional con la ley estatutaria aprobada, pueda servir al propósito de sanar tanto dolor y vergüenza por la tragedia humanitaria vivida. Y que el gobierno y el congreso logren construir acuerdos que permitan desatar ese nudo de pesimismo para que rememos la mayoría para el mismo lado.

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