Opinión: Kico Becerra

El insuperable poder de las minorías violentas se ha tomado a nuestro País.

Basta con poder causar daños públicos, autocalificarse de minoría rebelde y taparse la cara con un pañuelo, para hacer lo que se les venga en gana, bajo la mirada y protección de sus derechos destructores, por parte de las autoridades.

Los ejemplos sobran, me referiré solo a unos pocos de esos cotidianos casos:

Los vándalos del fútbol, calificados como minoría de jóvenes desadaptados que, encuentran su familia cobijados bajo el trapo del color de su equipo, al cual se declaran seguidores a muerte. Es absolutamente increíble que no haya ciudad que permita hacer partidos de fútbol por miedo a esta «minoría» vandálica y varias veces asesina.

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En 1989, siendo este susurrero Ministro de Educación, suspendí el campeonato de fútbol por el asesinato del árbitro Ortega; ¿no será el momento de suspender el fútbol hasta que haya unas medidas drásticas para combatir a esta banda de facinerosos que se tomó el espectáculo del fútbol?

Las mingas indígenas que, con cara tapada, entran cada vez que les da la gana a la ciudad de Cali, a tumbar estatuas y provocar desórdenes, son otra minoría vandálica que se proclama que está por encima de la ley y la convivencia ciudadana. Me dirán que soy xenófobo, pero asumiendo esta calificación, pregunto: ¿Qué diferencia hay entre los vándalos del fútbol, donde hay de todas las etnias y, los destructores de estatuas y bienes públicos que hacen las mingas en la ciudad?

Atención: la minga indígena abandonará Cali en las próximas horas y  continuará el paro nacional en el Cauca

Así como los fascinerosos del fútbol son una «minoría protegida», siendo los buenos aficionados a ese deporte, su gran «mayoría, desprotegida». Sucede igual con los indígenas: La «mayoría desprotegida» trabaja en sus campos y, una «minoría privilegiada» viene a destruir las ciudades.

Sin duda ésta es una estupidez que no puede continuar; se requiere que las autoridades identifiquen a estos bandidos y los someta a la ley; este espectáculo vergonzoso no puede seguir. No más autoridades complacientes con estos desadaptados sociales; en ningún país del mundo esto se permite, ni en la China, ni en Rusia, ni en Cuba, ni en Venezuela; ni USA, ni Noruega, ni Suecia, ni Francia; ni en el Congo, Egipto, Sudáfrica, India y Mongolia, se privilegia a las minorías destructoras por encina de las mayorías cumplidoras de sus deberes ciudadanos.

Esto no es por ser de derecha o de izquierda, simplemente son las elementales acciones de convivencia que datan de la prehistoria. No me vengan ahora con el cuento chimbo de que, por el robo de Reficar, el descalabro de Hidroituango o el robo continuado de las Empresas Municipales de Cali, es que las barras del Millonarios y del América, se matan cada vez que se ven y, por eso, se les debe comprender. Son igualmente criminales y deben ser puestos presos, como está el exalcalde de Bogotá y demás recua de bandidos.

Ñapa: Cali, con motivo de los Juegos Panamericanos Junior, fue bien maquillada. Los juegos duran hasta el 5 de diciembre y el 10 vuelve la minga; ¿será que ya hay otro negocio para restaurar los daños que va a causar esa «minoría protegida» por nuestro alcalde?