Amazon, la empresa que más vale en Bolsa del mundo, libra con ocho países sudamericanos una larga y feroz batalla por un trozo del ciberespacio cargado de valor simbólico y potencial económico.
El escenario son despachos muy lejanos del origen de la disputa, la Amazonia, el mayor bosque tropical del mundo.
Ambas partes están enzarzadas en un litigio por el dominio .amazon, por quién gestiona y cómo utiliza en Internet el término Amazonia en inglés.
El pleito empezó hace siete años, cuando Amazon Inc., el gigante del comercio electrónico, solicitó al organismo que decide cómo se reparten los dominios (ICANN; la Corporación de Internet para asignar Nombres y Números), que se lo adjudicara en exclusiva.
Los países afectados no piden .amazon para ellos pero sí reclaman una gestión compartida, exigen tener control sobre cómo se utiliza. El enésimo plazo que les concedió el ICANN para ponerse de acuerdo venció el domingo pasado.
Esta es una guerra del siglo XXI con abogados y diplomáticos en las trincheras. Una batalla de desgaste en la que ICANN ha intentado mediar infructuosamente. “Para nosotros, tiene un interés histórico, cultural… Existe el sentimiento de que se pierde la propiedad en Internet de algo que es nuestro desde hace siglos”, explica en una entrevista telefónica el embajador Achilles Zaluar, director del departamento de promoción tecnológica del Ministerio de Exteriores de Brasil, el país donde se ubica la mayoría de los siete millones de kilómetros cuadrados de la Amazonia (casi el doble de la superficie de la UE).
“Nadie discute la marca ni los intereses comerciales de la empresa, sino el territorio digital”, recalca. “Nosotros queremos el derecho a objetar si surgen divergencias (sobre el uso de los dominio) y queremos poder acudir a un arbitraje independiente”, precisa en referencia los ocho países: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, agrupados en la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA)