POR FRANCISCO MEJIA PARDO

Para nadie es desconocido el grado de desconcierto que vive el país, producto de los efectos de la pandemia y el estrés que genera el paro, los bloqueos, el saqueo, el vandalismo y la polarización entre los actores políticos y el país nacional.

Todo lo acontecido a través de la historia en lo que respecta a guerras civiles, violencia partidista, los paros en diferentes gobiernos, han terminado en ACUERDOS y de paso confirma mi teoría que la historia patria ha estado cruzada por conflictos permanentes desde la colonia hasta nuestros días y no como dicen muchos que esto ha sido en los últimos 50 años, aunque debo reconocer que en los años 30s  del siglo XX hubo una relativa calma chicha.

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Leyendo a Gómez Méndez en El Tiempo, acierta cuando señala que durante los 2 últimos siglos de nuestra historia «se dejó avanzar el cáncer de la desigualdad social, la concentración del poder en unas cuantas familias y la inequidad en la distribución del ingreso».

Y continúa diciendo «ayer y hoy sigue siendo válido buscar el DIALOGO para la solución de los conflictos. Como decía el Maestro Echandía «es mejor que los pueblos se entiendan echando lengua y no echando plomo»  y remata «nadie puede exigir que en días o meses se resolverán los problemas aplazados por siglos«.

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También coincido con Alejandro Gaviria y los Rectores de las Universidades, la motivación que expresan a buscar un entendimiento entre las partes para superar la crisis profunda en que estamos sumergidos y que ha salido a flote por cuenta de lo anteriormente explicado. No importa como se se llame esa solución; pero la invitación es a construir un PACTO SOCIAL ; TREGUA o a lo mejor diseñar en conjunto UN NUEVO CONTRATO SOCIAL para acordar una salida institucional (No constituyente porque no se trata de cambiar la Constitución) pero sí sería acordar una serie de reformas estructurales aplazadas, de las que hemos venido hablando de tiempo atrás, de las cuales precisare más adelante, que interprete este nuevo país, para jóvenes estudiantes y trabajadores, incluido el género, los organizadores del paro, el Gobierno Nacional, representado en el Presidente, quien de paso se equivoca creyendo que ese diálogo se debe hacer con los de siempre o sea, con los partidos políticos que representan » los eternos protagonistas de la política electoral, algunos de ellos responsables de haber dejado llegar las cosas al estado actual» (Gómez Méndez en EL Tiempo), los líderes de las iglesias (destacó el importante papel de de los obispos de la regiones mas afectadas por la violencia, la pobreza y los conflictos), los gremios y organizaciones de la sociedad civil, donde cada uno de estas instituciones y organizaciones deleguen en un representante para que se construya unos consensos mínimos en una primera etapa sobre el » respeto a los DDHH, condenen la violencia venga de donde venga y se pida el fin de los bloqueos» (Alejandro Gaviria).

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Esta misma convocatoria debe replicarse en cada Región del país, ya sea Departamento o RAPs, de lo contrario seguiremos esperando que el centralismo nos siga imponiendo su manera de ver la situación y a contrario sensu se permita concretar salidas de acuerdo con la problemática de cada una y su propia solución. Recuerden nadie sabe más de soluciones que los que las padecen. Con esas dos miradas y esos tres propósitos: respeto a los derechos humanos, condena a la violencia y fin de bloqueos, tendremos las bases para iniciar la segunda etapa.

Una vez nos pongamos de acuerdo en lo fundamental, como decía Álvaro Gómez, inicia la discusión de los temas priorizados en la primera etapa, iniciando por resolver el problema fiscal que es URGENTE, el tema de la salud como bien público, la cobertura de la educación, su financiación en el largo plazo, calidad y conectividad del sector para la educación digital, estado de derecho, el régimen político y democracia, el papel de la fuerza pública, los derechos humanos, el cumplimiento del acuerdo de paz, la justicia y la lucha frontal contra la corrupción (Costo anual de $ 50 billones, que equivale al 5 % del PIB y el 21% del Presupuesto de la Nación).

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Con estos dineros perfectamente podríamos dar la educación gratuita a los más vulnerables del país, también darle más dientes a la Dian para combatir la evasión , la elusión y el contrabando, donde se pierde un montón de dinero que bien podría mejorar las finanzas nacionales y de los entes territoriales para inversión en infraestructura y bienestar social, No sobra indicar que me parece injusto que la Dian en este preciso momento está embargando a personas naturales y jurídicas, especialmente a las Mipymes (94% del tejido empresarial colombiano), cuando deberían estar pensando en un cambio de calendario de pagos y una moratoria en intereses ante la situación tan grave que vivimos.

Desde luego hay múltiples reformas adicionales para citar algunas otras como las pensiones , la laboral, el régimen tributario  donde se desagregue un régimen para grandes empresas, otro para medianas y otro para las micro y pequeñas empresas (No es justo que los pequeños paguen igual que los otros , que sea progresiva etc.), para solo citar algunas más, PERO EN TODO CASO UNAS REFORMAS QUE SEAN CONFIRMACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE 1991 DE PASAR DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA A LA PARTICIPATIVA COMO HECHO REAL Y NO MERO ENUNCIADO!

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En la declaración de la Coalición de la Esperanza debo destacar el llamado al diálogo, con «criterios democráticos» de llegar a acuerdos con el Comité Nacional del Paro y hacer énfasis en que » Colombia necesita de propuestas acertadas de mediano y largo plazo, en lo económico, lo social y lo político, que resuelvan las causas de las grandes protestas e insistimos, sin violencia ni daños a los bienes públicos y privados ni impedir la circulación de los vehículos y las personas».

Finalmente como también esto requiere de apaciguar los espíritus quiero solicitar de mis amigos, coterráneos y de los colombianos en general , aceptar un llamado a la unidad y a la reconciliación con las instituciones y con el país, no podemos seguir con esta guerra absurda como hermanos que pensamos distinto, no se si quieres hacerlo pero necesitamos un perdón , empezando con nuestros hogares, vecinos, amigos, en las redes sociales y en la calle. Debemos RECONCILIARNOS y NECESITAMOS UN PERDÓN de nuestro país por lo que hemos hecho o dejado de hacer. Debemos ser instrumento de reconciliación, salvemos nuestro país y reconstruyamos nuestra historia.