Opinión: Mauricio Guzmán Cuevas

En esta primera semana de Petro electo presidente se han logrado descifrar varias dudas sobre los principios y valores con los que va a gobernar.

Resalta su destreza política para crear un clima de Unidad Nacional que tranquiliza a los derrotados al no condenarlos al ostracismo, sino que los invita a remar en la misma barca hacia la realización de las reformas que por la vía democrática permiten nuestras instituciones.

Deja muy claro que para superar la pobreza y el atraso se necesita consolidar la paz para que sin el conflicto armado podamos integrar a los territorios periféricos del país también en el esfuerzo de cambio social.

Sostiene que las primeras herramientas para acometer las acciones de gobierno en este primer semestre son:

1. Una reforma tributaria para recaudar 50 billones o más por cada año en impuestos.

2. Una reforma agraria para estimular la producción alimentaria sobre tierras improductivas que asocien al campesino en la producción agroindustrial.

3. Una reforma a la salud que elimine la intermediación de las EPS.

4. Una reforma a la justicia para incorporar los acuerdos que se hagan con otros grupos armados.

5. Una reforma pensional que modifique el manejo del ahorro del cotizante.

Sabe el presidente que en el Congreso lo que no se tramite en el primer año de gobierno difícilmente se logra aprobar después.  Es la luna de miel que disfrutan los gobernantes con los partidos y la opinión pública.  Después son culpables de lo bueno y lo malo que sucede en el país.

Por eso a pesar de las críticas de los maximalistas de los extremos políticos, escogió a uno de los más avezados en el arte de la seducción política, Roy Barreras para que organice las mayorías parlamentarias.  Allí para sacar las reformas votando, Petro escoge el todo vale en medio de tantos intereses encontrados y representados en el congreso y reconoce el ejecutivo que lo que importa es que las reformas pasen negociando lo adjetivo, pero consiguiendo lo principal que lo ha inspirado siempre.

El riesgo es que esas negociaciones y acuerdos se filtren a la opinión pública y terminen como decía Churchil «a los que les gusta los perros calientes, no se les puede contar como se hacen pues vomitarían todos los que se comieron”.

Como van desatándose las primeras medidas se nota sentido práctico de un dirigente curtido en las lides políticas donde se destaca su arrojo para abrir las puertas a sus más enconados contradictores, para poner las cartas sobre la mesa y valorar sugerencias que despejen caminos. Ha logrado disipar temores, sin embargo, en el frente económico mientras no se designe el equipo que lo acompañará a implementar sus propósitos no habrá tranquilidad y confianza para la inversión. Esta es indispensable para generar riqueza en lo que él llama el «capitalismo productivo».

Pretende el gobierno gravar los dividendos empresariales en un porcentaje alto si van a ser retirados de la empresa y engrosar los bolsillos de los accionistas. Esto sería un equívoco de marca mayor pues se sabe que en el mundo esos dineros golondrina están donde más rentabilidad consiguen y con mayor facilidad emergen.  Es muy importante que no pase mucho tiempo sin que se haga claridad frente al mercado bursátil.  En una semana es mucho lo que se han desvalorizado.

Con la política minero-energética es bueno repensar la suspensión de la contratación de exploración petrolera. No tenemos en el corto plazo una sustitución para nuestra economía y muchísimo menos el compromiso de los poderosos de garantizar la convivencia entre ellos para que no escasee el petróleo, el gas y el carbón.  No han tenido buen recibo los anuncios hechos y han producido una pérdida de valor enorme para Ecopetrol y para su principal accionista que es el pueblo colombiano.

Creo que con las Fuerzas Armadas el presidente debe tener el mismo arrojo para abordarlos, transmitirles confianza y llenarlos de aliento y certeza. No llega al poder un general de un ejército enemigo que los derrotó en combate. Llega como comandante en jefe un hermano por el que el mismo pueblo que los respalda a ellos voto y lo escogió.

Me gusta el ritmo que ha colocado Petro.  Le recomiendo eso sí: uno puede vencer 10 enemigos en una semana siempre y cuando los enfrente uno a uno. No todos al mismo tiempo.

En el Gobierno cada minuto que pasa es irrecuperable. Integre un buen equipo y logrará resultados sin claudicar en los esfuerzos.