Para noviembre de este año según Naciones Unidas, la población mundial alcanzará la cifra de 8 mil millones, en 8 años 8.500 y para el 2050, 9.700 millones.

Considerando que este planeta es el único lugar hasta hoy conocido en el que la especie humana puede vivir y el desmedido daño que esa misma especie le causa a su hábitat, las cifras dan para preocuparse aunque según la ONU la tasa de crecimiento actual es la más lenta desde mediados del siglo pasado.

Preocupa sobre todo que en los próximos 30 años más de la mitad del crecimiento de la población se dará en países no propiamente ricos o desarrollados: Tanzania, Pakistán, Etiopía, Egipto, India, Filipinas y República del Congo.

Mientras eso sucede, países de Europa Central van viendo cómo su población se envejece y no hay remplazos debido a que las parejas cada vez deciden tener menos hijos y a que la medicina ha logrado importantes avances para extender la esperanza de vida, es decir, más viejos sanos y menos jóvenes que muevan la máquina de la economía.

China, el país con la mayor población del mundo, decidió en 2016 suspender la norma del hijo único que sancionaba fuertemente a las parejas que tuvieran más de un hijo y la remplazó por una que estimula el crecimiento de las familias.

La cifra de 8 mil millones en el vecindario puede no parecer importante por la propia magnitud del número y porque más allá de las estrecheces de la vida cotidiana como las que se viven en el transporte público, una cantidad tan alta de congéneres es difícil de asimilar en el día a día. Pero la regulación y el control natal serán necesarios si la humanidad quiere seguir viviendo en el único lugar habitable que conoce…

Habib Merheg Marún