Por: Habib Merheg – @habib_merheg
Los tiempos cambian, el mundo avanza y el político se acomoda o evoluciona y enriquece su pensamiento.
Para muchos es un descaracterizado, un «voltiarepas», un sinvergüenza, un jaloniado, un vendido y demás calificativos ofensivos. Pero siempre están los que ven con ojos pardos y cabeza fría el asunto y consideran que es sensato cambiar de bando cuando los alineamientos no concuerdan, cuando las pitas de la madeja están enredadas o peor aun cuando el río suena y la avalancha de piedras anuncian la desgracia.
Lo que sí está claro es que es mucho más fácil cuestionar a quien actúa, al que debe sacar una causa adelante, al que busca el cambio, a ese, siempre le caemos encima por el solo hecho no mantenerse estático como los demás. Y no se trata de cambar de bandos o de equipo, como dirán los más retrogradas, se trata de comprender los procesos y evolucionar acorde a las nuevas necesidades y visiones del mundo actual.
Quienes han tenido que tomar decisiones en la vida saben que en el camino debemos ir arreglando las cargas. O sino preguntémosle a los que se casan, a ver qué han tenido que hacer para sobrevivir como familia. Y así muchas metas se logran comprendiendo que se hace camino al andar y que el camino de por si cambia, se moderniza y trasciende.
Ahora bien. Eso no significa que hay que vivir al Vaivén de las circunstancias, ni arrastrado como los corchos por la corriente. No. Lo que eso demuestra es que existe la capacidad para afrontar lo imprevisible, la inteligencia para reinventar los caminos y la disciplina para mantener el esfuerzo y llegar a la Ítaca soñada.
Cabe preguntarse, ¿Esto es lo que mueve a nuestra dirigencia hablando de comportamiento? ¿O es tal la mediocridad que una porción de lentejas basta para ponerlos a comer en el mismo plato? ¿Superan los antagonismos del pasado para lograr los sueños? ¿Se perdonan para empujar unidos y superar la miseria?
Todo depende del tamaño de sus metas y la transparencia de sus pensamientos.
A la sociedad la han transformado los valientes, los que perseveran en sus conductas y no se dan por vencidos.