El descubrimiento de la cabeza de Santiago Ochoa (todavía no se encuentra el cuerpo) ha despertado el miedo por parte de la ciudadanía, es evocar ese pasado oscuro del país en donde las mafias organizadas del narcotráfico asesinaban y desmembraban cuerpos de las víctimas.
Hasta la fecha no hay una versión sólida sobre los hechos o autores del brutal asesinato. Para los manifestantes del Paro Nacional, se trata de un crimen de Estado perpetrado por agentes de la policía, pero no hay evidencia alguna y los testimonios de familiares y amigos se contradicen.
Acorde a las versiones de el diario El Espectador, Santiago Ochoa habría sido arrestado contra su voluntad y desde entonces no se supo nada más de él y acorde a los testimonios, Santiago pertenecía a la Primera Línea de Tuluá.
Por otro lado, la tía de la víctima asegura que su sobrino no tenía relación alguna con los miembros de las protestas y nunca había participado en las marchas.
La policía tiene indicios que el asesinato de Santiago están ligados ligados al microtráfico y algunas bandas locales, lo cual llevaría la investigación a creer que Santiago estaría vinculado con narcotráfico.
Lo único cierto es que la decisión de mutilar el cuerpo de Santiago, refleja un acto de violencia brutal, que debe ser investigada a fondo por parte de la fiscalía.
Los vecinos de Santiago aseguran que un hombre en una motocicleta llegó hasta la vivienda de Santiago y arrojó un a bolsa plástica en donde encontraron la cabeza del joven.
El Ministro Diego Molano enfatizó que es perverso creer que el ESMAD tenga algo que ver con este crimen.
