Desde hace varias semanas la convivencia al interior del resguardo indígena Kogui ubicado en el corregimiento de Palmor,  Sierra Nevada de Santa Marta, se encuentra perturbada por los castigos a los que son sometidos miembros de la comunidad que se niegan a reemplazar sus creencias ancestrales para seguir la religión cristiana.

Esta situación habría sido la causa que llevó a que, recientemente, integrantes de esa etnia asumieran una posición violenta y se enfrentaran entre sí a piedras, palos y puño en busca de recuperar el orden en lo que corresponde a sus culturas y leyes de origen.

Koguis

La discusión que se convirtió en una fuerte riña, dejó un saldo de 20 heridos, 11 de ellos con lesiones severas en la cabeza y el cuerpo que tuvieron que ser auxiliados y bajados a Santa Marta para que recibieran atención médica.

El gobernador del Resguardo Kogui – Malayo – Arhuaco, José de los Santos Sauna Limaco, máxima autoridad política y administrativa, informó que desde hace unos días tuvo conocimiento de un problema que se estaba generando en el resguardo a nivel de evangelización, por un miembro indígena identificado como Atanasio Moscote que pretendía pasar por encima de las autoridades locales y gobernar la zona imponiendo sus reglas.

Fotos @Ejercito_Div1 y captura de video

“Me llamaron informando que esta persona estaba armando una nueva organización, que más allá de poder o control de las tierras, buscaba que la comunidad cambiara sus creencias ancestrales y siguiera una nueva religión”, informó el líder.

El panorama se agravó cuando Moscote apoyado en un grupo de la comunidad comenzó a aplicar castigos severos a todo aquel que se rehusaba a practicar el cristianismo.

“Hubo unos mamos mayores que fueron arrastrados por no seguirle, a los niños les cerraron el colegio y las intimidaciones eran una constante para que obedecieran sus normas”, relató el gobernador indígena, quien como garante de la vida y la tranquilidad de esta población, elaboró una carta que hizo llegar al pueblo, donde exigía que cesaran los castigos que no estaban autorizados en el marco de la Ley de Origen.

Permitir que las comunidades indígenas mantengan sus raíces religiosas y culturales es un derecho que todos tenemos enuna democracia justa y real.

Director:  Habib Merheg Marún