Acorde a las versiones de allegados a la familia de Gabriel García Márquez, todos sabían que años atrás, cuando Gabo estrenaba la escuela de San Antonio de los Baños, conoció a Susana Cato, quien fuera su alumna, 33 años menor que el premio Nobel.
Del romance no se sabe mucho, fue algo muy discreto, pero dejó un retoño, una hermosa niña, quien fue bautizada como Indira Cato, llevando sólo el apellido de su madre.
Indira Cato heredó de su mamá y su papá la pasión por el cine. En 2014 estrenó su documental ‘Llévate mis amores’ con el que ganó numerosos premios. En aquel año presentó su producción en Cuba, donde su mamá conoció al escritor García Márquez.
Fue en San Antonio de los Baños en 1990, cuando el escritor conoció a Susana Cato, una mexicana que en ese momento tenía 30 años y que trabajó con García Márquez en el guion de la película Con el amor no se juega, además de escribir a cuatro manos el cortometraje El espejo de dos lunas.
El trabajo de Cato era dispendioso, difícil, ya que Gabo tenía encima el problema de los diálogos, un defecto que ni siquiera pudo corregir el padre del neorrealismo italiano, Cesare Zavattini, y es lo que convirtió a las obras de Gabo en algo tan difícil de traducir en imágenes. Cato entrevistaría a Gabo en 1996 en un artículo que fue publicado en 1996 por la desaparecida Revista Cambio.
El escritor cartagenero Gustavo Tatis Guerra había escuchado un rumor que, según el ex editor de El Malpensante, Mario Jursich Duran, se conocía como un chisme de pasillo en el universo editorial “No recuerdo si fue en 2008 o 2009 que oí hablar por primera vez de Indira Cato, la hija de Gabriel García Márquez. Ya para entonces el supuesto chisme era un secreto a voces: a mí me lo contó el exnovio cubano de un editor mexicano amigo mío, y a él se lo había contado ya no sé quién, y a ese no sé quién se lo había contado el mejor amigo de la hija menor de un tío segundo al que… Era, pues, la típica conseja verbal del Caribe que, a la velocidad de un relámpago, va pasando feliz de boca en boca”. El punto es que Tatis Guerra esperó al fallecimiento de Mercedes Barcha, en agosto del 2020, y confirmó con el fotógrafo Angulo los datos para ser el primer periodista en publicar el artículo que revelaba el secreto mejor guardado de Gabo: su hija Indira.