POR SIMEONA
Mezclar política con sexo es una combinación bastante bizarra, es especial si se trata de mi primer artículo para Channel Plus, pero aquí estoy dispuesta a tomar el reto con mucha endereza y cabeza fría.
A Esperanza Gómez la respeto mucho, en una sociedad morronga como la nuestra, ser actriz de la industria porno, es como una crucifixión en vivo, que te acompaña a todas partes. Si sale a la calle y los hombres la reconocen, lo primero que llega a sus mentes es su figura desnuda, asociada a una escena sexual, con audio en eco que dice «Qué rico hijueputa». Si la que que observa es una mujer, debemos establecer qué tipo de mujer sería. Los hombres son iguales, piensan con la misma cabeza, en cambio en el universo femenino hay varias alternativas. La Recatada Morronga que se escandaliza por todo y mirará a Esperanza como la representación del Diablo encarnada en un cuerpo majestuoso de senos firmes, buena cola y caderas protuberantes. Para esta mujer el encuentro emérita de visita a la iglesia y confesión con el mismo Cardenal.
Si la que tiene el encuentro es la Millennial Post Clásica lo más seguro es que se tome una Selfie con ella y publique en su Instagram algo como «Con la Perra más famosa de Colombia, que VIVA Esperanza.
Si la ve la madre separada Traumatizada lo más seguro es que la mire con odio, al recordar que su ex marido la obligaba a ver sus películas para conseguir un orgasmo.
Pero volviendo al tema, para no meternos en la cama de otras personas, la pregunta que está en aire es:
¿Por qué todas quieren con Petro
y por qué no con Uribe?
Dejando la política a un lado y analizando los candidatos para una película porno, se deben considerar varios aspectos.
¿Cómo estamos de potencia sexual?
A don Álvaro Uribe, persona que respeto mucho por su inteligencia y sagacidad, lo siento como bajo de energías para una faena sexual, creo que con él la cosa sería más oral, y digo oral refiriéndome a su discurso, a sus palabras.
Por el lado de Petro, lo veo más entero y definitivamente dañado de la cabeza, consecuencia de ese paso por la guerrilla que debe haberle dejado un legado sexual, que involucra jaloneada de pelo, malas palabras y hasta nalgadas.
¿Cómo estamos de duración?
Mientras a Petro lo siento más disperso y fugaz, a don Álvaro lo veo más constante, más perduradero. No siempre el más potente deja mejor huella, la verdad es que en las mujeres es más importante el sentimiento interno que la misma faena sexual.
¿Cómo estamos de tamaño?
A mi juicio y juzgando por la simetría de los cuerpos debo decir que es una comparación entre Banano Papelillo y Banano Indio. Estoy segura que a las mujeres no debo explicarles.
¿Cómo estamos de IQ?
Lo crean o no, las mujeres nos enamoramos más de la inteligencia de los hombres (cabe aclarar que dicha virtud no la tienen todos), que cualquier otra virtud que ellos creen tener.
En este caso en particular la competencia en dura, por un lado don Álvaro goza de muy buena reputación por sus inteligencia y la manera como controla al Subpresidente (Palabras de Maduro, no mías) y a toda la fanaticada del Centro Democrático.
Por el otro lado, don Petro no se queda atrás, escucharlo es como escuchar al Indio Amazónico, una sabe que le está hablando mierda, pero en el fondo una quiere creerle cada cosa que dice.
Acorde a este balance, entiendo a Esperanza y a Amaranta Hank que quieren darse banquete con Petro. A don Álvaro hay que darle ánimos y recordarle que en su Secta Religiosa, existen miles de opciones que estarían dispuestas de ir más allá de un trío y llegarían hasta un Gang Bang (si no sabe que significa estudien vagos)
Hasta aquí llego hoy, espero que pueda seguir escribiendo en Channel Plus al menos por una temporada completa, pero escucho sus opiniones.
