Hace 3 años que se registró la primera muerte en China provocada por lo que inicialmente se llamó “Neumonía de Wuhan” en referencia a los síntomas sufridos por la persona afectada y el nombre de la ciudad desde donde se originó el virus que puso en jaque al mundo entero y que aún mantiene su amenaza latente a pesar de la existencia de varios tipos de vacunas.
El primer muerto fue un hombre de 61 años que frecuentaba el mercado de Wuhan y 10 días después el gobierno de Pekín prendió las alarmas al notificar que el virus se contagiaba entre humanos. Ya tenía nombre y empezaba a ser famoso: Covid19.
Hay cosas que no han cambiado 3 años después como, por ejemplo, la desconfianza en las cifras que maneja China respecto a la pandemia, a los vacunados y a las muertes. Temas que tomaron fuerza de nuevo ahora que Pekín decidió ceder en su férrea política de “covid cero” a través de la cual no dudó en confinar a millones de personas por semanas enteras. Hoy, sin embargo, el gobierno aflojó sus estrictas normas con lo cual el número de casos aumentó en el país y provocó, entre otras cosas, que la Unión Europea retomara la exigencia de pruebas a viajeros provenientes de China.
Lo que empezó como una simple neumonía en un mercado donde, presuntamente, se consumen murciélagos, pasó en pocos días de confinar una ciudad de millones de habitantes en China a encerrar prácticamente a todo el planeta.
Tres años ya. Y no se acaba. El mundo deberá habituarse, tal vez, a vivir en “modo pandemia”.