POR SIMEONA
Es claro que, mientras se investigan los nexos del Embajador Fernando Sanclemente con los rumores que el ex presidente Uribe tiene negocios directos con el cartel de Sinaloa, a cargo del Chapo Guzmán, era indispensable para su oficina de prensa, generar una desviación publicitaria que llevara el escándalo a otros escenarios y así, olvidar por unos días, el proceso de una investigación, que por parte del Fiscal General no va para ningún lado. ¿Entonces por qué no pensar en los niños menos favorecidos de Colombia?
La creación de un pequeño impuesto para la primera infancia menos favorecida fue la brillante idea del Senador Álvaro Uribe. Una forma de ayudar a esa población vulnerable que necesita el apoyo del Estado.
Pero no es la primera vez que hemos escuchado un discurso como este, ¿Recuerden el maravilloso discurso del AgroIngreso Seguro, en donde el objetivo primordial era ayudar a los pobres campesinos de Colombia para ofrecerles un apoyo a su valiosa labor de cultivar el campo y generar recursos en la economía?
Y así fue, muchos campesinos con parcelas de una y hasta tres hectáreas, recibieron cerca de $50.000 de ayuda para invertir en sus tierras, mientras los terratenientes como Uribe recibían $3.200 millones de pesos, al igual que todos los amigos políticos del Centro Democrático. Pero todo fue un mal entendido por parte de la justicia que terminó condenando a Uribito Arias, por quien hoy, andan buscando la manera de anular su injusta condena.
Un pequeño Impuesto para la niñez, así lo describe Uribe y el temor de todos es el mismo, ver a futuro cercano como los pobres hijos de congresistas y amigos del Centro Democrático reciben pequeños subsidios de cientos de millones para asegurar su futuro. Ya las buenas intenciones y los discursos baratos de Uribe no son bien vistos, ya las experiencias pasadas nos han enseñado que de esa cara de inocencia, voz paisa de buena gente y actitud benevolente, sólo se esconden macabras ideas y proyectos que, lejos de ayudar a Colombia, se convierten en desolares panoramas de corrupción. Ya podemos imaginar (si se le diera paso en el congreso) a todo una planta burocrática manejando esos dineros y luego descubrir que ese pequeño impuesto ni siquiera paga la nómina de cientos de burócratas nombrados para manejar esos recurso. Otra puerta giratoria para dar contratos a más corruptos dispuestos a seguir robando el erario.
No señor Uribe, ya no creemos en sus falsas promesas, en sus proyectos para la niñez, sí en verdad quiere ayudar a Colombia, deje de trabar a las Cortes y permita que sus procesos sigan el transcurso ordinario. Deje de desviar la atención, deje de manipular a la población con cuentos chinos.
SIMEONA
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