El día de ayer la Policía Nacional, el Ejército y la Secretaría de Movilidad, realizaban un operativo de control en la Comuna de 20 de Cali.
Un retén fue instalado en la entrada del barrio Siloé, donde se pedía documentación personal y de los vehículos. Varias motocicletas fueron inmovilizadas, lo que desató un fuerte enfrentamiento entre la fuerza pública y mototaxistas que lanzaban piedras y palos a los uniformados, dejando a un policía herido y múltiples daños en viviendas, establecimientos comerciales y vehículos.
Estos operativos de control son necesarios para garantizar la seguridad y el orden de nuestra ciudad, así como lo menciona el Secretario de Seguridad “Andrés Villamizar”, pero ¿Cuál es realmente la solución al transporte informal en Cali?
Movilizarse por la sucursal del cielo es toda una travesía para algunos ciudadanos, un aproximado de 3 transbordos en MIO con esperas que superan los 30 minutos, estaciones colapsadas, caminar largas distancias, busetas, vehículos piratas, gualas, motoratones, bicitaxis y ahora patinetas eléctricas, son algunos de los medios de transporte utilizados por los caleños a diario. ¡Toda una aventura!
LAS DOS CARAS DE LA MONEDA
Desde el punto de vista del usuario, el transporte en Cali, más allá de ser una problemática de movilidad, es social. En Colombia más del 47,7% de la población vive del “rebusque” o para que suene más lindo, del “empleo informal”, es decir, la gente necesita “vivir de algo”.
Desde la perspectiva gubernamental, se entiende que las leyes deben ser para todos y que los operativos de seguridad deben ser aún más fuertes, puesto que en ese mismo servicio de transporte ilegal, se esconden delitos como robos, fleteo, extorsión, sicariato, falsificación de documentos, entre otros.
¿Cuál sería ese punto intermedio en donde gobierno y ciudadanía puedan encontrar una solución?