Opinión: Mauricio Guzmán Cuevas
Nos reservamos el derecho de admisión. Eso dicen los países que exigen a determinados ciudadanos la visa como requisito para entrar.
Pueden ser razones políticas, religiosas, raciales, judiciales, etc., y ese es un derecho que adquirieron al conquistar parte de un territorio y definir unas reglas para comportarse. En síntesis son dueños y señores de lo que pase con ellos.
Ahora que los magistrados de nuestras Cortes han sido despojados de esas visas de entrada a USA, más allá de las razones que ofrezca el gobierno americano, lo que sorprende es la reacción de todos los tocados por este asunto.
Sin excepción todos han salido a dolerse del castigo y a disculpar las razones de ese proceder. En una actitud subalterna hemos salido como Estado, a suplicar consideración como sin ese visado los colombianos no tuviéramos otro destino. Cómo si nuestra suerte estuviera ligada a lo que decida arbitrariamente el amo de la tierra.
Ya no existen afortunadamente estas dependencias, pero si nuestros gobernantes jamás han sabido construir desde la independencia, con autonomía y arrojo, difícilmente vamos a verlos parados con firmeza y dignidad rechazando tan odiosa discriminación.
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