Opinión: Kico Becerra

¿Será posible hablar objetivamente del tema del extraditado exministro Arias? Con la certeza de que voy a ser criticado por las dos extremas, voy a tratar de hacerlo.

Fue condenado a 17 años por la Corte Suprema de Justicia; en única instancia.

La fiscalía que lo acusó fue la de Vivian Morales; hoy embajadora de Duque en Francia.

Fue destituido por el procurador Ordóñez; hoy embajador de Duque en la OEA.

Fue solicitada su extradición por la Corte Suprema y la fiscalía de Néstor cianuro.

Pagó dos años de cárcel, en detención preventiva, dejado en libertad por vencimiento de términos y se escapó para USA, donde le fue negado su asilo político por el gobierno Trump.

Tiene un fallo a su favor de derechos humanos, de la ONU, por violación en su juicio del pacto internacional de derechos humanos. Ni los gobiernos de Uribe, ni de Santos, ni de Duque, han cumplido fallos semejantes.

La condena de Uribito, como la de tantos otros, es una condena de innegable tinte político y desproporcionada. Él logró eludirla un tiempo en USA; los otros la pagaron en cárceles Colombianas.

Que influyó en su contra el hecho de ser Uribista, no tengo duda; como en otros casos ser amigo de Santos o de Samper.

Arias vive un drama familiar, igual al de otras víctimas de la justicia politizada que, se aplaude cuando condena a un adversario, pero se llora cuando le toca al de uno.

Arias es y será un tipo decente, lo sabemos todos; como los otros condenados en circunstancias similares.

Son la ofrenda que la sociedad Colombiana le rinde a la «institucionalidad», para pagar sus culpas colectivas y saciar a los medios ávidos de sangre moral.

¿Será el momento de cumplir con los pactos internacionales de derechos humanos, para ponerle freno a la justicia politizada, desde el exterior?

En manos de Duque está hacerlo; de nadie más.

Amanecerá y no veremos.

Ñapa: Es mi obligación recordar que el Comité Internacional de Derechos Humanos de la ONU emitió un fallo a mi favor, hace 16 años, por violación flagrante de mi derecho de defensa y, los gobiernos Colombianos que han pasado, no lo han querido cumplir revisando mi nula sentencia.