La idea de que Monserrate es un volcán activo cobró fuerza cuando, en el año 2006, un artículo publicado en la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, habló explícitamente sobre vulcanismo joven en la sabana de Bogotá, una afirmación extraordinaria basada en evidencia pobremente recolectada, en la que análisis geoquímicos, estratigráficos, fotogeológicos, entre otros, carecen de claridad.
La geología de la Sabana de Bogotá ha sido ampliamente documentada por diferentes científicos de Colombia y dichos estudios que reposan en el Servicio Geológico Colombiano.
Allí se muestra que la actividad volcánica registrada para las rocas de la cordillera oriental en cercanías a Bogotá, son de origen marino y que los depósitos volcánicos encontrados en la base de la misma, corresponden a focos volcánicos de Paipa o Iza, en Boyacá.
De igual manera, un análisis geoquímico de las muestras, evidencia que estas rocas son de origen sedimentario y que la presencia de vidrio volcánico se trató realmente de una malinterpretación de los minerales presentes en las secciones delgadas (preparaciones que se realizan en las rocas para ser analizadas en el microscopio) realizadas a las muestras de rocas.
La presencia de fósiles en las rocas de las formaciones geológicas ubicadas en las cercanías a la Sabana de Bogotá, apoyan el postulado de la formación de dichas rocas en un ambiente marino.
De hecho, lo que actualmente conocemos como Bogotá y zonas aledañas, estuvieron bajo el mar hace millones de años y la presencia de cenizas volcánicas en algunos estratos de roca, sigue siendo tema de estudio.
En definitiva, el cerro de Monserrate no es un volcán en espera para hacer erupción y la icónica iglesia de Monserrate no reposa en el cráter de un volcán. Siempre se debe acudir a la sólida evidencia científica para no incurrir en aseveraciones fantasiosas.
Créditos: David Tovar
Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología
Director: Habib Merheg Marún