Néstor Julio Rodríguez, un patrullero de la Policía que disparó una granada de gas que ocasionó la muerte de Nicolás Neira de 14 años de edad, durante las movilizaciones del Primero de Mayo de 2005, fue condenado a 17 años y 4 meses de prisión.
Rodríguez fue encontrado responsable del delito de homicidio en la modalidad de dolo eventual y ordenó su captura para que cumpla la condena en centro carcelario.
Esto porque durante la manifestación adelantada ese día, de acuerdo al testimonio de Héctor Cubides, un agente del Esmad, que se encontraba detrás de él: “vi como levantó el lanzagranadas y le propinó el disparo en la parte de atrás de la cabeza’’, señaló.
Luego Cubides añadió “que el menor empezó a convulsionar, se le prestaron servicios y posteriormente falleció”, producto del trauma craneoencefálico que le ocasionó el disparo.
La investigación también logró comprobar que Rodríguez desconoció los protocolos de uso dispuestos para este tipo de artefactos y lo disparó de forma lineal y directa contra multitud.