La pobreza por estos días es uno de los temas más polémicos en el país, primero por el tema de la reforma tributaria que generó el Paro Nacional más extenso de las últimas décadas. A eso debemos agregar la pandemia del Covid que obligó al Estado a destinar recursos para atener la compra de vacunas y la atención inmediata de las necesidades para afrontar esta situación y finalmente el desempleo que ocasionó el cierre de muchas pequeñas empresas afecto considerablemente la crisis económica del país.
La Colmena es uno de los barrios más afectados de Bogotá, ubicado en una ladera de la ciudad, es el fortín de la pobreza extrema en Colombia, una población de 1.500 familias resignadas a vivir en un ambiente no apropiado para la convivencia, en donde el frío, la desnutrición y el abandono por parte del Estado, son el reflejo de la situación actual del país.
Aquí se reúnen todas las capas de la sociedad, desde aquellos que no tienen una oportunidad de reconstruir sus vidas dadas las condiciones de supervivencia que cada vez son más demoledoras. Niños sin poder asistir a los centros educativos, familias que en el mejor de los días pueden consumir dos comidas que en poco o nada ayudan sólo proveen las calorías necesarias para seguir adelante, sin que logren una alimentación con los elementos básicos como las proteínas y las vitaminas necesarias.
Pero La Colmena sólo es uno de los miles de refugios de la pobreza extrema que se viven en las principales ciudades de Colombia. La falta de una política de ayuda social y de generación de empleo abre espacios como este que, lejos de generar seguridad y paz, propician la protesta social y la desigualdad social.