La sala Plena de la Corte Constitucional ha atendido el llamado de varias organizaciones y por votación de 8 a 0 extendió el periodo de la Comisión de la Verdad por 7 meses contados a partir del próximo noviembre mes en cual cumpliría el plazo de tres años de existencia que determinó el Acuerdo de Paz al cual debe su origen.
La razón por la cual se extiende su periodo es la pandemia y las restricciones que para el trabajo de la Comisión generó, como las dificultades de desplazamiento de sus enviados a distintos sitios del país para obtener testimonios o pruebas.
Lamentable el espectáculo de quienes se opusieron a la extensión de este periodo. Para ellos solo hay una verdad y en su fanatismo, llegan a ver culpables donde no los hay y tienden a mirar para otro lado al sentir que alguien osa acercarse a los secretos que tratan de guardar cuando no es que descalifican de forma tajante a quien indague, a quien pregunte, a quien curiosee en los escaparates de la historia buscando la verdad. Para lograrlo, no dudan en atentar contra la moral de quien pregunta como lo han hecho contra la del sacerdote Francisco de Roux quien ha liderado estoicamente esta Comisión de la Verdad.
En tiempos de redes sociales, de noticias falsas, de proliferación de medios y escasez de información veraz, la Comisión de la Verdad es un oasis. Tiene una misión difícil y que seguramente cumplirá de manera incompleta. Pero no por falta de voluntad de quienes la componen sino porque intentar en 3 ó 4 años producir un documento que narre la verdad de este conflicto nuestro, es tarea casi imposible. Sin contar con el permanente asedio de aquellos a quienes la verdad incomoda. Que son muchos y poderosos.
La Comisión de la Verdad no tiene otro fin que intentar conocerla. Y aunque cada uno de quienes han acudido a su llamado cuentan su propia verdad a sabiendas que lo que digan no tiene ninguna consecuencia en el plano judicial pues la Comisión ni juzga ni acusa, poder contrastar testimonios hasta ahora ocultos nos permitirá acercarnos por lo menos a saber qué fue lo que pasó, por qué, cómo, cuándo…
Es mejor vivir pensando en la verdad que mantenerse en la mentira. Por eso, ¡enhorabuena por la Comisión de la Verdad!
