En los años 90 Terraza Pasteur era el lugar de los universitarios rumberos y toma-trago. Sus tres pisos estaban llenos de bares protesta y discotecas de salsa vieja.
Poco a poco eso fue cambiando en la zona de la carrera 7a. que a un costado albergaba el famoso mercado de las pulgas y así, muy disimuladamente comenzó el microtráfico de todo tipo de sustancias sicoactivas y con ellas llegaron los dueños de lo ajeno y la prostitución.
Hoy este monumento que alguna vez fue símbolo de la juventud bogotana y de los estudiantes de la zona, se ha convertido en un antro de drogas y prostitución que acompañado de los robos lo han puesto en la mira de las autoridades bogotanas.