El 7 de diciembre pasado, la justicia brasileña anuló la elección del presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ednaldo Rodrigues, por considerarla “irregular” y nombró su remplazo temporal con la instrucción que convocara nuevas elecciones para ocupar el cargo.
Ante el hecho, la FIFA reaccionó de inmediato e hizo valer todo su poder: o Rodrigues volvía al cargo o Brasil podía ser suspendido de las competencias internacionales como las eliminatorias al Mundial, la Copa Libertadores y la Copa Suramericana.
Ante una amenaza de ese tamaño, la justica reculó y suspendió las resoluciones que dejaban por fuera a Rodrigues.
Mientras la FIFA logra en dos semanas que la justicia de un país revoque una medida, la ONU en 60 años no ha podido acabar con el bloqueo a Cuba ni en 3 meses parar la guerra en Gaza. El poder no solo está en las armas. El circo es igual de poderoso.