Sneyder Pinilla, quien hasta el 5 de marzo fuera subdirector de la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgo, envió una comunicación a la Fiscalía a través de la cual manifiesta su interés en colaborar con la justicia y recibir beneficios a cambio. En otras palabras, Pinilla ofrece cantar a cambio de que la justicia no le aplique toda la pena que merecería.
El caso del exsubdirector tiene que ver, puntualmente, con la compra de los carrotanques que llevarían agua a La Guajira, negocio que se convirtió en negociado por donde se le mire: altos sobrecostos, contratación dudosa y, lo peor, los carros no sirvieron para su propósito.
Pinilla en su carta dice que “mis anteriores amigos se duelen de que rompa mi silencio” y ofrece colaborar como “testigo directo y clave”.
El caso de los carrotanques de la UNGRD es, al parecer, solo la punta de un iceberg gigantesco del cual se habrían beneficiado, no solamente los directivos de la entidad y los proveedores, sino también varios políticos de diferentes dependencias nacionales y regionales.
Fue la Secretaría de Transparencia de la Presidencia la cual prendió las alarmas de lo que pasaba en la UNGRD.