En el mes de enero se conoció la complicada situación económica por la que estaba pasando la cadena de supermercados Justo y Bueno. En ese momento la Superintendencia de Sociedades admitió la reorganización de la empresa.
Se esperaba un nuevo inversor y así parecía que iba a suceder, pero en el mes de mayo la Superintendencia ordenó la liquidación, pues el dinero del nuevo inversor nunca llegó. Sin embargo, se presentó una solicitud de salvamento que fue aceptada.
El plan de salvamento requería un inversor que aportara mínimo 303.149 millones de pesos. Con esa inversión la empresa se podía salvar. Sin embargo, Santiago Londoño, superintendente delegado para este caso, informó que no se presentó ningún plan de salvamento y se reactiva la liquidación.
Con la liquidación de Justo y Bueno se quedan sin trabajo más de 3 mil personas, sin contar a los proveedores.