Según las autoridades trinitenses, la embarcación procedente de Venezuela se negó a detenerse ante una voz de alto por lo que agentes de la Guardia Costera hicieron disparos en “defensa propia”, pues alegan que temieron por las vidas de la tripulación ante una posible “embestida”.
La ONU se ha mostrado “profundamente consternada” por la muerte del bebé y se ha ofrecido a prestar “asistencia técnica” a Trinidad y Tobago a fin de garantizar el “acceso a la protección” de las personas refugiadas.
“El gobierno venezolano extiende sus más sinceras condolencias a los familiares del infante, al tiempo que exhorta a las autoridades de Trinidad y Tobago a realizar una investigación exhaustiva que permita esclarecer los hechos en torno a este fatal incidente en el que, lamentablemente, perdió la vida un niño venezolano”, indicó un comunicado del Ministerio de Exteriores que expresó su “más profundo pesar y rechazo”.
A la petición de investigación también se ha sumado la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH).
“Los Estados deben tomar medidas para garantizar que se respete siempre el derecho a la vida de las personas refugiadas y migrantes. Hacemos un llamado a las autoridades para que investiguen este incidente”, indicó Alberto Brunori, representante de la oficina para Centroamérica y el Caribe, en un comunicado.
El bebé, identificado como Yaelvis Santoyo Sarabia, murió en brazos de su madre, Darielvis Sarabia, durante maniobras de la Guardia Costera de Trinidad y Tobago para interceptar la embarcación en la que viajaban. Sarabia también sufrió heridas de bala y fue trasladada al Sangre Grande Hospital de la isla.