En 2014 el grupo nigeriano Boko Haram secuestró 200 mujeres estudiantes de secundaria en lo que fue señalado como el acto terrorista mas grave contra la población civil que se recuerde en el país africano. Ayer en Argelia, Cauca, Colombia, un grupo de hombres armados entró a un colegio, se llevó 5 estudiantes, mató a uno y mantiene secuestrados a dos. Los otros dos fueron liberados.
No hay completa claridad sobre las identidades de las víctimas ni sobre el grupo que cometió el crimen.
En Argelia, Cauca no se lucha una guerra para derrocar al presidente como sí pasa en Nigeria. En ese pueblo de las montañas caucanas lo que hay es cultivos ilícitos y comercio de insumos para las “cocinas” en las cuales se procesa la cocaína. Y grupos armados de todos los pelambres: disidencias de las FARC, carteles de todos los tipos y delincuencia común.
La situación del cultivo y comercio de drogas ilícitas en el sur del departamento del Cauca es tan compleja que la senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia, llamó atención hace pocos meses respecto a la cantidad de ferreterías y estaciones de gasolina que existen en Argelia, muchas más de las que el pueblo necesita. ¿La razón? La venta de insumos que surten los “laboratorios”. Ventas que se hacen bajo el manto de la legalidad y sin mayor control estatal.
El pasado 26 de agosto, el pueblo sufrió una masacre. Ayer, un secuestro masivo de menores de edad y la muerte de uno de ellos. Excepto el componente religioso, el terror de Argelia, Cauca, Colombia no es muy diferente al de Nigeria y el grupo terrorista Boko Haram.